martes, 10 de septiembre de 2019

lunes, 8 de julio de 2019

Fuego. El núcleo de un desastre

No hay humanidad posible en este lugar. Un camino largo entre los pinos quemados que aún se tienen en pie.


El fuego se arrastró por esta vía en octubre de 2017. 

He caminado por el centro del desastre, por distintos y rectos tramos siempre en dirección al norte; al parecer en la misma dirección en que soplaba el viento caliente en aquellos días.

En ningún momento dejé de ver árboles negros a mi paso y así durante más de 25 kilómetros.

Aquí solo ha sobrevivido el sonido del viento que siempre es nuevo y no se agarra a la tierra. El resto no existe No existe vida alguna visible. No hay pájaros ni insectos. Apenas unas pocas matas y, milagrosamente, en un trecho de no más de 10 metros unos pocos cercos de flores que no se como habrán sido polinizadas.



Sin duda los árboles están vivos tras la corteza ennegrecida, lisa y hasta parece que caliente. De otro modo ya se habrían abatido como los millares que ya no están en esta tierra calcinada. La brea de la calzada ha desaparecido y las piedras han quedado maltrechas y desordenadas. Podría decirse que con un enorme susto en su alma granítica.


El temor al fuego y sus estragos es atávico en el hombre, un miedo tan remoto como presente, y no es extraño a la vista de la destrucción profunda y duradera que ocasiona. 

Para ver imágenes del incendio de 2017 PINCHA AQUÍ

jueves, 27 de junio de 2019

Península 2019

Este año ha tocado hacer doble recorrido del proyecto Península, iniciado en 2010. Además del de Granada a Ronda, a comienzos de abril, el de Caldas da Reinha a Porto al inicio de junio. Si añadimos el recorrido de pruebas del Canal de Castilla, andaré y nunca mejor dicho cerca de los 500 kilómetros a pié en este año. Muchos.


Vengo de seguir un tramo más por la costa de Portugal desde Vila Real de Santo Antonio, el tercero. Bordeando el cabo San Vicente llegué en la travesía más larga hasta Porto Covo. La segunda vez desde P Covo hasta Caldas da Reinha pasando por Sines, Setúbal y Lisboa. y, en este recorrido último me ha acercado en 9 etapas hasta Porto.

Por suerte, en esta ocasión no ha hecho calor. Nada que pudiera parecerse al horno de junio de 2017, la última vez que vine a Portugal acompañado en algunas etapas por mi hermano Alberto.





El recorrido no presentaba ninguna dificultad de navegación. Desde que llevo la aplicación maps.me he podido prescindir de los mapas y, verdaderamente, resulta imposible perderse.

Me costó algo más la planificación de mis hojas de ruta porque no siempre se puede encontrar un alojamiento "conveniente" cada 25 o 30 km. De hecho, en dos etapas no era posible. Una se resolvió con Hugo, un formidable couchsurfer de Praia de  Tocha, y el otro combinando con el tren en la estación de Guía (Marinha a Guía caminando al norte y Figueira a Guia, caminando al sur)


Como me temía, el recorrido es hermoso pero monótono. En un par de etapas ha habido que andar casi 30 km. en tres interminables rectas a través de un bosque quemado en octubre de 2018. Las localidades por las que pasa mi ruta son escasas y como ya es frecuente en Portugal, los pueblos están poco habitados. El territorio es casi plano, con campos de cultivo bien atendidos y en plena producción, incluidos los arrozales del tramo final del río Mondego.


Los albergues Pousadas de Juventude en Portugal, son mi alojamiento favorito. Normalmente están bien atendidos, casi vacíos y ofrecen un excelente desayuno. En esta última ocasión he usado los de Praia de Mira, Aveiro y Espinho. También algunos hostel interesantes como el 402 de Figueira y el muy atiborrado Cats Hostel de Porto.


Una emoción que permanece intacta es la amabilidad de la gente con la que me encuentro. En cada rincón hay una ocasión para conversar, para una mirada gentil, para un gesto de ayuda. Siempre estoy agradecido a los portugueses. He perdido la cuenta de las veces que he pisado por aquella tierra desde mi primer viaje hace 40 años.

He aprendido en este tiempo algo del idioma y otro poco de la serenidad y el silencio con el que se desenvuelve esta gente sabia.








domingo, 2 de junio de 2019

Entrevista de Radio Ubrique

A finales de mayo de 2019 Radio Ubrique me hizo una entrevista dentro del programa de deportes y de la sección Cara Norte que prepara Juan Francisco Barea.

Esta es la reseña y al final del índice aparece el podcast completo del programa y la entrevista empieza en el minuto 18:04 y termina en el 48:06


Saliendo de O'Higgins, Carretera Austral de Chile. 2015
Hoy en Cara Norte hemos vuelto a adentrarnos en el mundo de los viajes de la mano de José Díaz de Tuesta, un viajero empedernido que en 2015 se planteó el proyecto de darle la vuelta al perímetro de la península Ibérica a pie sin límite de fecha. Así, desde entonces va afrontando diversos tramos del recorrido que compagina con otros proyectos y viajes. Díaz de Tuesta es un inspector de educación retirado que desde siempre ha sentido pasión por recorrer el mundo en todas sus variables, pero especialmente en bici y a pie. De esta manera ha tenido la posibilidad de hacer cicloturismo con alforjas por lugares como la Patagonia, California, México, Centroamérica, Cuba, Marruecos o el sudeste asiático.
Para escuchar la entrevista picar aquí:

sábado, 1 de junio de 2019

Canal de Castilla

Un viajero solitario siempre recibe parecidas preguntas de la gente en cada encuentro. Después de la respuesta a si tengo hijos añaden con cortesía: 

_Y ninguno se anima a viajar con usted?

_De momento no, les contesto. Están en otra época de la vida ocupados en resolver variados asuntos.

Así que me quedé sorprendido cuando mi hija mayor, María, mostró su interés en acompañarme en la anterior caminata desde Granada a Ronda. Al menos en una parte de la larga travesía.

Granada quedaba lejos del norte de España y la experiencia de caminar largas etapas y seguidas era nueva para ella. No me pareció una buena ocasión para iniciarse.



Parecía más oportuno hacer una prueba corta y cercana.

Es así como en el apacible mayo, tras una breve planificación y el repaso de un equipo ligero nos encaminamos con decisión a hacer un par de etapas del ramal norte del Canal de Castilla, al norte de la provincia de Palencia: desde Herrera de Pisuerga a Osorno y desde aquí a Frómista.

Admirable la determinación de mi hija mayor, una mujer de 37 años en buena forma física pero que no conocía las sensaciones de miles de pasos, más de 40.000, en una larga jornada que aún te coge caminando cuando hace 8 horas que te has puesto en marcha. Ni sabía de la persecución del sol que te sigue con ahínco en tierras como aquella de raras sombras. Tampoco el tiempo lento que te invita a asimilar lo que estás sintiendo. Al fin, el reto de la soledad permanente con los únicos encuentros, sonoros pero poco visibles, de pájaros y anfibios sorprendidos. 


Para mí las sensaciones eran buenas pero extrañas. Acostumbro a caminar en solitario, en silencio o canturreando, sintiendo mi cuerpo sobre el terreno y como la nada se apodera de mi cabeza hasta que mi pensamiento se hace líquido, distante y mínimo.

Y resulta que en esta primera ocasión que camino con una hija es el lazo progenitor el que hace que esté más cerca de duplicar mi caminar solitario que de la constancia de tener compañía ajena. 

Me recreé a menudo, con simplicidad, en una emotiva idea: Viajábamos como nómadas , sin destino cierto, en la expresión mínima de una tribu: Dos humanos, padre e hija, en busca de un grupo más numeroso en el que guarecerse. Quizás ha pasado esto mismo, miles de años atrás, antes de que nos hiciéramos sedentarios.

Claro que los dos días pegados al camino de sirga del canal han tenido multitud de anécdotas que se quedarán por algún tiempo en nuestro recuerdo hasta desvanecerse en la memoria. Pero he querido quedarme con estás pocas reflexiones a compartir entre padre e hija, novatos en caminar juntos y felices de hacerlo.



Para ver el recorrido picar en estos enlaces:

Relive de Herrera a Osorno

Relive de Osorno a Frómista

Para ver la guía del Canal de Castilla picar en este enlace:

Guía del Canal







lunes, 28 de enero de 2019

Una semana en el RIF

Ya está disponible la guía de viaje de "Una semana en el RIF" con indicaciones útiles obtenidas a partir de un viaje realizado la pasada Navidad de 2018.




UNA SEMANA EN EL RIF

1.      
                    EL DESTINO Y LOS OBJETIVOS:

El norte de Marruecos es la zona menos conocida del país. Montañosa, alejada y algo desconectada del resto de Marruecos, más volcado en la fachada atlántica. Como consecuencia de su aislamiento, el Rif resulta una zona con escasos turistas, un desarrollo más lento y una mayor persistencia de las costumbres locales
El Rif se desenvuelve entre Xauen y Nador, a lo largo de 300 km en la ribera sur del mar Mediterráneo. El itinerario propuesto abarca una zona menor entre Jebha, el antiguo Puerto Capáz, y la ciudad de Nador.



Esta zona tiene una gran influencia española desenvuelta principalmente durante el Protectorado (1911-1956) y en la que destaca la guerra del Rif, sostenida por España con las tribus bereberes entre 1911 y 1927. El episodio central del desastre de Annual del verano de 1921 es uno de los objetivos de este viaje.
La pervivencia de buena parte de las costumbres locales propicia el segundo objetivo: los zocos. Hay multitud de ellos que abarcan todos los días de la semana y se pueden destacar por su afluencia los de Arruit, Temsanam y Driouch.




La costa es en su conjunto un terreno agreste con acantilados y playas desiertas. Este singular paisaje vacío es otro posible objetivo.
Por último, en la zona oriental del Rif, está la ciudad española de Melilla con una larga e interesante historia que abarca desde el siglo XV. Con una bien conservada fortaleza y un curioso estilo de vida español en Africa merece ser visitada.

1.       LA ÉPOCA:

En cualquier momento que no sea el verano es una buena época para conocer el Rif. Al ser una región de emigrantes, hay un masivo regreso de descanso que incrementa el tráfico, complica los alojamientos y encarece los precios. Julio y agosto son los meses a evitar, especialmente el primero de ellos.Esta pequeña guía está planteada para las vacaciones de Navidad en las que está asegurada una completa desconexión de la agitación que se produce en Europa por esas fechas.

      Para seguir leyendo la GUÍA completa:       http://400dias.blogspot.com/p/u.html


viernes, 2 de noviembre de 2018

Bombay

 

Esta ha sido mi segunda visita a la ciudad, tan lejos ya de aquella primera llegada de 2010 en el tremendo calor de abril.

Entonces, en 2010, hacía tan solo dos o tres días que había llegado por primera vez a India, vía Delhi, y la inmersión en la ciudad suponía un gran desafío, ignorante como estaba de casi todo.


Esta vez he llegado doblemente veterano. Trotado por los dos meses de aquel viaje y y pos los 40 días que llevo ahora en India conociendo el sur desde Chennai hasta aquí.

Me he podido desenvolver con soltura por la ciudad, por sus calles y por tanta singularidad como tiene Bombay. La primera vez caminaba parapetado por mis prejuicios y la ignorancia de la ciudad, tan enorme, y también del país.

Bombay es verdaderamente una ciudad extraordinaria.


Estos tres días, que solo querían ser la prudente aproximación al vuelo largo que me espera para regresar a casa, se han convertido, con mérito, en una de las etapas de mi viaje.

Coincide además que uno de estos día, ayer, fue domingo y pude transitar por avenidas vacías como si en un truco publicitario hubieran borrado la agitación y el estruendo que genera la actividad incesante de esta urbe.....menos en domingo.

Bajé caminando hasta Colaba, callejeando y deteniéndome en los pequeños oficios que a diario quedan tapados por el ruido pero que siempre estan abiertos, como los barberos callejeros, los cuidadores de oídos o pequeños carritos de te. También los espacios silenciosos para el juego de cartas sobre el suelo, las siestas en los jardines o el paseo multitudinario a la Puerta de la India, en el puerto.
Los habitantes de esta ciudad, que imagino venidos de todas partes, son verdaderamente cosmopolitas, sonrientes, corteses y sobre todo alegres. Algunos patrones de restaurantes en los que he comido han venido amablemente a saludarme, he podido conversar con gente siempre curiosa y animada y he quedado inopresionado de como al final del día, en esos trenes suburbanos a los que hay que subirse antes de que se detengan o sino no hay forma de entrar,  la gente sonrie, da y acepta bromas y encara con paciencia los 40 o mas minutos que les quedan para volver desde el centro a la estación de origen. 
Verdaderamente, es esta una ciudad extraordinaria, vibrante, vivida por tanta gente singular.













jueves, 1 de noviembre de 2018

India 2018 vídeo

Viaje por el sur de India


Viajando tan a menudo, como he hecho en estos últimos años, se termina por acumular en la memoria demasiados nombres, emociones y sucesos. Apenas da tiempo para lanzarse recién terminado un viaje a los preparativos del siguiente y  el itinerario, las fotos y demás registros quedan arrumbadas en la playa como restos dejados por el agua.

Así que solo ahora, casi año y medio después, he conseguido hacer el vídeo sobre mi segundo viaje a India por los estados del sur: Tamil Nadul, Kerala, Karnataka y Goa.




Este es el vídeo. PICAR aquí.

https://www.youtube.com/watch?v=fCB83VCL-kM

miércoles, 31 de octubre de 2018

Trichy


 
Pocas veces una ciudad me ha espantado tanto a primera vista. Asi es como se percibe Trichy, fea y hostil. El caos del trafico crea una gran confusion y provoca un irrefrenable gesto de rechazo.

En estas emociones de baja clase se pasaron mis primeras horas en las que, por si fuera poco, tome la medida de mi error en la elección de mi alojamiento de dias atrás La homestay en conjunto y la habitacion eran indecorosas, horrendas y sucias. Incluso por debajo de mis aceptados bajos umbrales de viajero sencillo.

Que hacer con este debut? Paciencia.

Abri la mañana siguiente con los antidotos de un animo renovado y el drastico proposito de remontar las oscuras sombras del lugar. Me eche a andar con paso largo, que es como mejor se ventilan las ideas. Fui hasta el distante gran templo y al cobijo de su altos y cerrados muros encontré cumplido consuelo. Caminé mezclado entre la multitud silenciosa que llegaba de peregrinación y disfruté admirando los colores de las ropas y los gestos de quienes son habituales en el lugar.

 De regreso a la ciudad me acerqué a unos ghats en el río que había visto de pasada por la mañana., con la fortuna de toparme con la hora del baño de la chavalería, orgullosa de mostrarme sus acrobacias y pedirme fotos de cada salto. En cuclillas, absorto, se me iba el tiempo junto con la corriente.


 Aun quedó día para subir a lo alto de la roca junto al estamque y esperar allí el final de la jornada y a que la noche llegara a mis espaldas y con ella la animación de jóvenes y familias que suben animadas hasta allí.

Tan bueno resultó el día que, contra pronóstico, se durmió muy bien en aquella mala posada.

Este tobogán de emociones al llegar de nuevo a una ciudad india se repite a menudo. Puede decirse que es regla general.

 Unas españolas que sentí hablar en nuestra lengua al descender del tren en Ernakulan expresaban muy bien el resumen de sus emociones en los pocos días que llevaban en India:

_Ya sabes, subidas y bajadas. Momentos de horror y otros de sorpresa y alegría.

En ocasiones no hay forma de remontar lo equivocado de un destino y no queda más que aceptar humildemente que no debiste dejar que otros testimonios te persuadieran de caerte por ahí. En otros destinos sucede lo contrario. El lugar se muestra tan atractivo desde el primer momento que solo hay que dejarse llevar para disfrutar sobradamente.

Con todo, India pide del viajero un eesfuerzo. También la determinación y el ánimo para sobreponerse a los aspectos más feos e incómodos  del viaje y festejar la compensación de los lugares y momentos que llegan a ti directos para la alegría.



miércoles, 17 de octubre de 2018

El hombre del te

Los buenos negocios en Mamallapuran (Tamil Nadul, India) se apoderan, si pueden, de las esquinas. Cuanto mas concurridas mejor. Estrategicos lugares de paso en los que ls gente gusta hacer sus paradas de descanso.

En una de ellas es donde mi hombre del te perfuma la calle desde su puesto de mando que mas bien parece un pulpito por su forma y posicion sobresalientes.






Desde su esquina maneja con destreza unos pocos utensilios para elaborar su infusion y sobre una pequenha repisa va apoyando pequenhos vasos de te, casi siempre masala (con leche y gengibre). Esta demandada variedad tiene un color parecido a la leche chocolateada y un extranho, para nosotros, sabor picante.

Lo mio ha sido el black tea. Solo la infusion con el aditamento de azucar, que le da un sabor que recuerda al te de Marruecos, sin menta claro. Su color es oscuro, parecido al de la miel.

Cada dia en Mamallapuram he hecho dos paradas en la esquina de mi sobrio hombre del te que me saludaba con reconocimiento pero sin sonreir jamas. Ocho deliciosos black teas No he alcanzado a gastar un euro a 10 rupias el vaso. (un euro vale entre 82 y 84 rupias)


jueves, 4 de octubre de 2018

miércoles, 3 de octubre de 2018

Las cometas de Negombo

Negombo tiene una playa larga y profunda en la que el banho, casi siempre, es poco aconsejable a causa de las corrientes y el fuerte oleaje.

Por esa razon hay alli pocos entretenimientos: tremojarse en la orilla vestido, tomar helados o pequenhos aperitivos en los carritos que animan la arena. Poca cosa mas.

Pero, mirando el cielo, verdaderamente lejos, hay diminutos puntos de color flotantes, tan altos que parecen estar jugando con las nubes. Son cometas. Construcciones artesanales de bambu, plastico, grapas, cinta aislante e hilo. Mucho hilo.
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No son cometas acrobaticas ni pequenhos parapentes de traccion que responden a los mandos del navegante con giros, picados y otras cabrioletas. Estas de Negombo tan solo tienen un mando con el que nada mas hay que hacer que mantener un extremo del hilo atrapado con la mano.

Sorprendentemente, la diversion esta en hacer llegar las cometas cuanto mas alto mejor soltando madejas enormes de mas de 300 pies de hilo (aprox. 100 metros)

Llegan a estar tan lejos que aunque sea tu mano la que sujete la cometa la pierdes de vista continuamente, indistinguible de las nubes a esa gran distancia.

El viento impulsa no solo a la cometa sino, tambien, al largo hilo desplegado. Le hace tomar una elegante y larga curva de modo que, a ratos, no parece que la cometa siga sujeta  por tu mano. Es como si las nubes, tan cercanas, tomaran por su cuenta el control.
 
Alla arriba, desde el final del hilo, la cometa se bambolea en silencio. Apenas puede distinguir desde tan arriba quien la sujeta en su prfecariedad, en donde esta la mano que la mantiene cautiva y unida a la tierra.

La cometa bendice al viento que la eleva, el aliado con el que suenha poder adentrarse sobre el mar aun mucho mas alto, como si eso fuera posible.

Las cometas de Negombo han de conformarse con seguir atadas a un largo hilo, mirar de cerca a las nubes pasajeras, regresar al fin al suelo y volver a casa.




Mi hijo Jaime y yo somos muy aficionados a las cometas y aprendimos pronto a hacerlas volar y dejarlas flotar, inmoviles, como la mejor manera de contemplar por largo rato el cielo.






lunes, 24 de septiembre de 2018

Las manos del te



En las montanas del centro de la isla de Sri Lanka viven los arbustos de te. El te de Ceilan.

Colinas por encima de los mil metros de altitud bajo un regimen de dias calurosos y noches frescas en el tropico, a tan solo 6 grados de latitud norte sobre el eduador/

La recoleccion de las hojas de te nunca cesa. No hay temporada. Cada dia, en orden, hay que arrancar las hojas nuevas que son de un verde claro intenso.

Son mujeres las que se ocupan de esta tarea. Un saco de boca grande y abierta a la espalda y un bambu para senalar el margen de su trabajo. Incansables, arrancan las hojas, forman un pequeno manojo y las lanzan al saco por encima de sus hombros.

Sua manos estan desnudas, cuarteadas, asperas y duras. Entre risas, un grupo de recolectoras me preguntaron sobre mi antiguo oficio y tomaron mis manos como credencales de que lo mio no habia sido el trabajo manual.

Una oleada de mujeres, como si fueran brisa, pasa cada dia sobre los campos de te. Deslizandose pendiente abajo por estrechos senderos que separan las hileras de arbustos y que les obliga a proteger sus piernas con sacos del duro contacto con las ramas. Mujeres de todas las edades. Las manos del te.








martes, 14 de agosto de 2018

Calor

Llevo semanas asfixiado por el calor.

He intentado todas las formulas para combatir los efectos de estas temperaturas centroamericanas sobre este "ciclista al sol" pero soy consciente de que es difícil hacerse a la idea.

Recuerdo el calor de Guyarat (India) en abril, o el de Jaisalmer. De como ese achicharre se hace invisible, naturalmente, en las fotos o en cualquier otra imagen, vistas siempre a la temperatura del observador y no a la que fueron tomadas.

A partir de ahí hago repaso de todos los calores que he pasado por si alguno pudiera perecerse, al menos para mi, a esta persecución a la que me somete el sol por estas tierras.

Jornadas calcinantes eran también aquellas de los años 60 del pasado siglo en las que atravesábamos la Península desde Algeciras a Asturias pegados casi desnudos a la tapicería plástica del coche de mis padres. Recuerdo mirar desde la ventanilla el Paseo de las Palmeras de Sevilla y pensar que todo estaba a punto de derretirse en las aguas del Guadalquivir.

También en Marruecos pasamos una jornada verdaderamente estrafalaria un día de julio en el que mi padre ideó un pic-nic en un raquítico bosque de eucalptos en el que el suelo ardía y el aire tórrido solo lo tomábamos por pura necesidad.

Recuerdo los modestos hoteles de India en donde era necesario dejar "enfriar" el agua de la ducha llenando un gran recipiente plástico para rebajar los 50 grados con los que el agua llegaba de las superficiales conducciones públicas hasta los 30 o 35 grados de la temperatura ambiente.

Politana. Guyarat. India

También viene a mi recuerdo una desquiciada ruta extremeña, en pleno agosto, en la que fuimos a dar al comienzo de la tarde a Valencia de Alcántara. En el pueblo cerrado a cal y canto hasta las llibélulas mantenían a duras penas su vuelo al amparo de las sombras de los arbustos.

Antiguo cementerio portugués. Damán. India
Calor también en bicicleta. Calores previsibles en Sierra Morena, recorrida en el poco recomendable agosto y en donde quedó demostrada la eficacia de la parada técnica en las horas de máxima temperatura y que sigo practicando ahora en este viaje.

Una ciclista francesa, de nombre Filomene, me confesó en David, Panamá, que su horario de "trabajo" en los caminos comenzaba a las 4 a.m., a pesar de no haber amanecido aún, y que entre las 9 y las 3 de la tarde se refugiaba donde podía. Yo adelanto un par de horas la salida porque más me vale chamuscarme que no que un traailer me pase por encima.

Termino estas notas a un par de días de salir para Sri Lanka y luego India. Agosto. Hará calor? :-)