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lunes, 28 de enero de 2019

Una semana en el RIF

Ya está disponible la guía de viaje de "Una semana en el RIF" con indicaciones útiles obtenidas a partir de un viaje realizado la pasada Navidad de 2018.




UNA SEMANA EN EL RIF

1.      
                    EL DESTINO Y LOS OBJETIVOS:

El norte de Marruecos es la zona menos conocida del país. Montañosa, alejada y algo desconectada del resto de Marruecos, más volcado en la fachada atlántica. Como consecuencia de su aislamiento, el Rif resulta una zona con escasos turistas, un desarrollo más lento y una mayor persistencia de las costumbres locales
El Rif se desenvuelve entre Xauen y Nador, a lo largo de 300 km en la ribera sur del mar Mediterráneo. El itinerario propuesto abarca una zona menor entre Jebha, el antiguo Puerto Capáz, y la ciudad de Nador.



Esta zona tiene una gran influencia española desenvuelta principalmente durante el Protectorado (1911-1956) y en la que destaca la guerra del Rif, sostenida por España con las tribus bereberes entre 1911 y 1927. El episodio central del desastre de Annual del verano de 1921 es uno de los objetivos de este viaje.
La pervivencia de buena parte de las costumbres locales propicia el segundo objetivo: los zocos. Hay multitud de ellos que abarcan todos los días de la semana y se pueden destacar por su afluencia los de Arruit, Temsanam y Driouch.




La costa es en su conjunto un terreno agreste con acantilados y playas desiertas. Este singular paisaje vacío es otro posible objetivo.
Por último, en la zona oriental del Rif, está la ciudad española de Melilla con una larga e interesante historia que abarca desde el siglo XV. Con una bien conservada fortaleza y un curioso estilo de vida español en Africa merece ser visitada.

1.       LA ÉPOCA:

En cualquier momento que no sea el verano es una buena época para conocer el Rif. Al ser una región de emigrantes, hay un masivo regreso de descanso que incrementa el tráfico, complica los alojamientos y encarece los precios. Julio y agosto son los meses a evitar, especialmente el primero de ellos.Esta pequeña guía está planteada para las vacaciones de Navidad en las que está asegurada una completa desconexión de la agitación que se produce en Europa por esas fechas.

      Para seguir leyendo la GUÍA completa:       http://400dias.blogspot.com/p/u.html


miércoles, 17 de octubre de 2018

El hombre del te

Los buenos negocios en Mamallapuran (Tamil Nadul, India) se apoderan, si pueden, de las esquinas. Cuanto mas concurridas mejor. Estrategicos lugares de paso en los que ls gente gusta hacer sus paradas de descanso.

En una de ellas es donde mi hombre del te perfuma la calle desde su puesto de mando que mas bien parece un pulpito por su forma y posicion sobresalientes.






Desde su esquina maneja con destreza unos pocos utensilios para elaborar su infusion y sobre una pequenha repisa va apoyando pequenhos vasos de te, casi siempre masala (con leche y gengibre). Esta demandada variedad tiene un color parecido a la leche chocolateada y un extranho, para nosotros, sabor picante.

Lo mio ha sido el black tea. Solo la infusion con el aditamento de azucar, que le da un sabor que recuerda al te de Marruecos, sin menta claro. Su color es oscuro, parecido al de la miel.

Cada dia en Mamallapuram he hecho dos paradas en la esquina de mi sobrio hombre del te que me saludaba con reconocimiento pero sin sonreir jamas. Ocho deliciosos black teas No he alcanzado a gastar un euro a 10 rupias el vaso. (un euro vale entre 82 y 84 rupias)


lunes, 26 de marzo de 2018

Árboles con nombre



Cuando yo aún no tenía padres, el que luego sería el mío hacía sus viajes a caballo por los caminos para visitar las aldeas de la meseta del Kert. Este interventor adjunto, de poco más de 30 años tenía la tarea de reunirse con los notables, recabar información del caid y anunciar las pequeñas obras que el Protectorado de España en Marruecos se proponía acometer.


Cuando ni siquiera había aduar o aldea, si no un lugar de mercado o zoco la reunión se hacía bajo un árbol o se armaba una tienda y se cubría el suelo de alfombras.


Hay árboles que han cobijado las asambleas de humanos en el Rif y en multitud de aldeas del mundo, durante cientos de generaciones. Quizás la energía que transmiten hagan sentirse a los grupos de humanos más unidos y menos indefensos.

Hay muchos árboles en Centroamérica, grandes y poderosos, candidatos a ser apropiados árboles de reunión. Tan hermosos y singulares que merecen llevar un nombre. No el científico o popular, que lo tienen, sino uno propio que marque su singularidad. 

Mientras pedaleo y me asombró de estos titánes que jalonan mi ruta sigo a mi padre en su periplo, oigo los murmullos y los saludos cuando llega a los aduares, miro como se sienta con todos bajo un árbol en el Rif y hablan de asuntos que no alcanzo a oir..........por el persistente ruido de los camiones que me adelantan.





lunes, 19 de junio de 2017

Felicidade

Da igual por donde viaje y la práctica extravagante que me lleve allí, mochilero o ciclista o caminante, en todas partes encuentro buena gente.
Guadalajara. México. 2015

En un pueblo del Rif, cerca de Annual, sin posibilidad de alojamiento alguno, en donde un panadero que no hablaba otra lengua que la suya me cobijó en su casa.
La familia de Sara y Adolfo. Guerrero Negro. México. 201
En incontables sitios de México, en donde buena gente convirtió un hotel en hogar para mi, gente que me mostró el cielo rojo sobre las salinas, la que me encomendó el cuidado de la casa en una larga ausencia, los que me regalaron un desayuno familiar de año nuevo que término por la tarde, o la joven y su hijo que me convirtieron, en Chiapas, en uno más de la familia y de donde tanto me costó marcharme.
Tully y sus ciclistas. La Paz. México. 2015

Familia en el Mekong. Vietnam. 2013
En una isla del Mekong donde una familia extensa me invitó a compartir una importante celebración y me asignó un intérprete de inglés de 9 años que disimuló tan bien su flojera en esa lengua como yo.
Kro Konh. Camboya. 2012
En Santa Lucía, Chile, donde una mujer me ofreció su casa por entero cuando sólo llegue para preguntar por si daban comidas.
O'Higgins. Chile. 2015
En el Chaco, Argentina, donde una familia nos hizo de un día para otro amigos y sus invitados de Navidad.

En Trasierra, Córdoba de España, donde en un anochecer sin alojamiento dos mujeres nos acogieron en todos los sentidos posibles.

En La Farola, cerca de Baracoa, Cuba, en la que unos campesinos nos cedieron su propia cama y conversamos sin prisas en la oscuridad más completa.

Mohamed, Mireya, Sara, Tully, Enrique, Lidia, Alejandría, María, familia Gaspoz, Rafi e Inma, Rubén y Alicia.......Estos son sus nombres pero todos podrían llamarse igual: Buena Gente. He encontrado aún más gente así. Sólo he citado a un puñado.

Hoy he detenido mi caminar cuando más apretaba el sol y me he cobijado en una panadería en la que me han tratado muy bien. A esta gente no la conozco. Cuando les  he pedido la clave del WiFi me ha respondido una joven: "felicidade"

Alguien que elige una clave así, que nadie necesita que la repitan, es seguro que también es Buena Gente.

También un portugués, el navegante Vasco da Gama, llamó a Mozambiqueño "terra de boa gente"

martes, 17 de diciembre de 2013

Fin del viaje a Marruecos

Aoulouz a Marraquech

     Estamos en Aoulouz, a orilla del río Sous, a casi 200 kilómetros de Marraquech y sabemos que nuestro autobús va a invertir en el trayecto 5 horas o más, pero nada es un problema si no tienes prisa y nuestros aviones no salen hasta mañana. 


Nada más hay que hacer que disfrutar del viaje. Nuestras bicis tienen su sitio sobre el techo del autobús. Un excelente lugar estando bien atadas y protegidas con nuestros cartones.

Los asientos que he cubierto con las dos mochilas mientras ayudábamos a subir las bicis al techo han sido ocupados por dos tipos que no parecen entender ninguna lengua. Sé cómo hacer una buena indignación en voz alta: La mirada un punto horrorizada, la voz elevada sin exageración, gestos no violentos con las manos pero insistentes y lastimeros. Hago la actuación en un francés horrendo y la alargo algunos minutos. 

Todo el mundo sabe que solo con eso no se arregla nada. Mi hermano mira en silencio por ver cuál será el asalto definitivo. Pues bien, basta con repetir el mensaje y mostrar que podemos seguir así durante horas. Esa amenaza de persistencia horroriza por la cercanía con la chaladura. No falla. Todos empiezan a impacientarse y vuelven sus miradas a los responsables del bus y a los usurpadores, haciéndoles ver con sus gestos que los extranjeros no se van a rendir; sobre todo ese tipo alto que habla tan mal el francés.

Recuperamos nuestro sitio con naturalidad pero humildemente y, lo que es mejor, el completo respeto del pasaje. Al poco tiempo saco dulces y convido a los vecinos. Este es el mejor final posible para esta pequeña guerra de reconquista.

El autobús camina a ratos sin ninguna prisa. Sobre nuestras rodadas borradas de la calzada sube este autobús lento y fiable. Exactamente por los mismos sitios, casi tan despacio como en nuestras etapas de ida.

Solo pensamos en comer y en mirar lo que hayamos podido pasar por alto en la subida. Pero allí, cómodamente sentados, con buena temperatura, sin esfuerzo, nos faltan las bicis que viajan al sol encima de nuestras cabezas.

Se acerca el final de nuestro viaje y la noche que nos espera en Marraquech será la vigilia de nuestros vuelos de mañana a Madrid y a Barcelona.

Por la mañana devolvemos las bicis y acompaño a mi hermano hasta el aeropuerto. Yo tengo aún algunas horas para preparar mi bicicleta para el viaje.








lunes, 16 de diciembre de 2013

Al otro lado del Alto Atlas

Etapa 6:  Tizi n’Test a Aoulouz

Nuestro objetivo ya está conseguido. Disfrutemos de un largo descenso sin dar pedales. Esta cuesta que baja durante más de 20 kilómetros es una tentación para mi hermano y su desahogo hace que se vea obligado a esperarme a cada poco si es que no quiere perderme por completo de vista. la carretera zigzaguea por la cara sur del Tizi n'Test en completa soledad hasta un recodo en el que los lugareños toman o dejan los transportes y en donde compartimos un buen rato de miradas extrañadas, algo de conversación en francés con el cantinero y varios tés calientes.


Llegamos a un llano reseco en el que, por primera vez, abandonamos la carretera y vamos sorteando por los caminos los campos de trigo ya cortado y los arganes de tan gran parecido con nuestras encinas.

Pasamos un viejo puesto francés y vamos a caer en una carretera rectilínea,interminable y aburrida hasta cruzar el río Sous. La etapa es corta, tanto que nos tomamos carne bien encebollada y braseada ante nosotros y un té abundante antes de buscar el hotel del día.
Dejamos pasar la tarde en un largo paseo por los huertos conversando con los viejos, sorprendiendo a los niños y haciendo sonreír a las mujeres que siempre encuentran una excusa para salir de sus casas un rato al atardecer.

Localizamos nuestra parada de autobús para regresar mañana a Marraquech y nos aprovisionamos de cartones y otros apaños para proteger nuestras bicis para el transporte. Hacemos un amigo en el locutorio y ese encuentro nos asegura un buen lugar para cenar.

Arganes en el valle del río Sous


Datos:                 Distancia      Tiempo rodando         Velocidad media          Tiempo etapa

Etapa 6
66 Km.
3:21 horas
19,4 km/h
4:55 horas
Acumulado
383 Km.
24:08 horas
15,87 km/h
33:20 horas










domingo, 15 de diciembre de 2013

Nuestro reto: Tizi n'Test

Etapa 5:  Ouirgane a Tizi n’Test (2.123 metros)

Hoy es la etapa reina de esta travesía. De conseguir nuestro propósito habremos superado los 2000 metros de altitud, nuestra marca.


La ventaja del trayecto es que la subida es constante y, por tanto, se reparten los 1.200 metros de subida en un montón de kilómetros. Seguir el río Nfis te va metiendo en los valles anchos del Atlas y con cada curva de la carretera van apareciendo los pueblos que identificamos en nuestra memoria tal y como los habíamos imaginado: del color de la tierra, diseminados sobre un terreno seco y a resguardo de las torrenteras que hace el deshielo.   


Paramos en Ljoukak, a 40 kilómetros de la salida. Es un zoco bullicioso en el que los aldeanos pueden encontrar de todo. La carretera es ahora algo más empinada y las aldeas más pequeñas y cerradas. En un descanso de té encontramos al único ciclista de la travesía: Es un francés de Normandía que, a sus 70 años, lleva poco más de un mes por todo el Atlas y ya va de retirada, en dirección contraria a la nuestra. Tomamos reservas de agua y tenemos un largo rato de revueltas en compañía de los obreros que entretienen la siesta en un descanso de la obra de mejora de la carretera.


El último tramo se hace largo y tras el collado aún hay que armarse de paciencia hasta llegar al Hotel que nos recomendaba mi admirada guía del Atlas: http://desnivel.com/cultura/libros/recorrer-el-transaltas-en-btt-con-jorge-divi



La Belle Vue es un hotel colgado en la ladera antes de que la carretera se descuelgue al lado sur del Atlas durante 30 km hasta alcanzar el valle 1300 metros más abajo. El lugar es deslumbrante y el  extraordinariamente sencillo.



La cena abundante y exquisita, servida en la penumbra y en compañía de una pareja de italianos buscadores de insectos. El anochecer se deja mirar hasta que la oscuridad llega a envolvernos por completo. La oscuridad se llena de aire frío y nuestras luces se desvanecen. Los postigos cerrados, la carretera desierta y no queda entonces más aventura que la que vive en los sueños.













 Datos:                 Distancia       Tiempo rodando        Velocidad media        Tiempo etapa

Etapa 5
79 Km.
6:22 horas
12,2 km/h
8:30 horas
Acumulado
317 Km.


28:25 horas



sábado, 14 de diciembre de 2013

Tahanoute a Ouirgane


Etapa 4: Tahanoute a Ouirgane

Despertamos en completo silencio cuando aún una fina capa de niebla cubre la piscina y se niega a disiparse hasta que el sol calientes esta llanura de Tahanoute.


No hay servicio de desayuno aquí. Vamos comiendo frutas y dulces de nuestras provisiones mientras preparamos nuestro equipaje en silencio.

Salimos temprano, no porque la etapa sea muy larga sino por la prudencia de esperar a ver qué tal se adapta Alberto a la ruta. Hoy empiezan las subidas. pero limitadas al ascenso a una meseta de 400 metros (desde los 800 a los 1200) El día no puede ser mejor de soleado y de temperatura media, sin agobios.

Nuestra carretera penetra demasiado hacial oeste y eso nos desconcierta. Tardamos algún tiempo en darnos cuenta de que venimos equivocados desde ayer y de que nuestra salida de Marraquech debiera haber sido más al sur oeste. Esto va a suponer unos 20 km más para la etapa hasta alcanzar los 77 km.

Takerkoust y la presa de Lalla nos ponen definitivamente en el buen camino. Una ondulante carretera nos deja al pie de la pared de dar Aguergou. Una buena subida de 400 metros en ziz zag que se sube bien a condición de coger ritmo y tomarla con calma. La recompensa al final es un cafetín con ansias de atendernos y enseñar a los ciclista españoles su sala de televisión, decorada con carteles de los equipos del Real Madrid y el Barcelona.


Ya estamos en la meseta del Kik y la cordillera del Toubkal se ve formidable a lo lejos con sus más de 4000 metros de altitud. El trigo temprano se está recogiendo y las familias se yerguen de su faena y nos saludan al paso. No hay tráfico y parece que no son muchos habitantes y que sus campos están cerca de donde viven. La meseta termina como empezó, con un abrupto desnivel que ahora es un rápido descenso hacia Asni y su gran nudo de los transportes de la zona.


Comemos y no tenemos dudas en salir de ese pueblo tan poco agraciado. Hay una buena subida por delante a la que sigue un delicioso descenso al atardecer, entre árboles y casi a ras del sol descendente. 



Antes de llegar a Ouirgane ya empezamos a explorar alojamientos y esta vez sí que el golpe es definitivo: nuestro lote de alojamiento de lujo, cena y desayuno siendo los únicos clientes del hotel en el campo resulta económico, silencioso, reparador y placentero. Se llama Ksar Shama, en Ouirgane.

Datos:                 Distancia       Tiempo rodando        Velocidad media        Tiempo etapa

Etapa 4
77 Km.
5:14 horas
14,6 km/h
8:30 horas
Acumulado*
237 Km.


19:55 horas







viernes, 13 de diciembre de 2013

Marraquech. Nuestro punto de partida

Son muchas las veces que he estado en esta ciudad y todas fueron en los días cercanos al final del año. Los mejores, sin duda, los dos que coincidieron con el ramadán y que me han dado fondo de armario para contar multitud de veces las anécdotas propias de la ruptura del ayuno en un lugar ciudad excepcional como es esta.


Es muy diferente llegar como hoy por primera vez con temperatura primaveral y en la cercanía de los días largos, esos en los que el sol amenaza con martirizar a la gente de esta ciudad grande, chata y roja.

Llegué con tiempo desde Esaouira para esperar a mi hermano. Mi día de ventaja sirvió para gestionar los pequeños asuntos que me dejaran rodar después sin preocupaciones: reparé el juego que hacía el rodamiento de la potencia de mi bici, encontré cajas de cartón con las que hacer mi embalaje aéreo de vuelta, organicé el alojamiento para nuestro regreso y algunas otras gestiones menores.

El día de la legada de Alberto aún tuve tiempo de estudiar con cuidado la salida de la ciudad y acercarme con antelación a la tienda que suministraba la bici de mi hermano y revisar que su talla y su portaequipajes estuvieran a punto.



Al fin, a mediodía, apareció mi hermano procedente de un vuelo desde Madrid y listo para cambiarse y ponernos sin demora en ruta. Mi hermano es feliz cada vez que pisa este país. Lo huele, lo mira,  saborea cualquier cosa que se lleva a la boca, cierra los ojos, suspira hondo y ya está: ¡¡Estoy en Marruecos!! 

Etapa 3: Marraquech a Tahanoute

Rodamos con una primera hora de calor llevadero muy cerca del mediodía. Mi hermano va haciéndose a la vez al sillín, a la bici, al cambio, al tráfico, a la orientación y al calor. No está mal el reto cuando seguro que estuvo hasta última hora de la tarde de ayer trabajando en su oficina.

Vamos suave vigilando el tráfico, rodeados de grandes fincas, de olivos y de huertos. El terreno es llano y se aproxima lentamente a la cordillera que se ve imponente al frente, aunque lejana aún.


Los 34 kilómetros se hacen en un rato. Después de una leve exploración terminamos haciendo preguntas en la farmacia. Sucede que en estos lugares siempre hay gente instruida que habla francés y conoce alojamientos y otras modernidades.


La negociación no llega a un éxito completo y se reduce a una estupenda habitación, que no es poco. A cambio el lugar es perfecto: la calma entre los olivos. Cenamos en el pueblo y nos aprovisionamos de material para un desayuno autónomo: zumos, quesitos y pastelillos.

Datos:                 Distancia       Tiempo rodando        Velocidad media        Tiempo etapa

Etapa 3
34 Km.
2:08 horas
16,0 km/h
2:45 horas
Acumulado*
160 Km.


11:25 horas