sábado, 30 de julio de 2016
Una mañana en Ojos Negros
Esta mañana en Ojos Negros, cerca de Ensenada, estoy feliz porque no tengo ruta. Descanso. Un día sin pedalear es verdaderamente felicidad para un ciclista. Y que me dices de desayunar sentado en un banco conversando sobre vinos con un par de nuevos amigos?
Y si contamos con que desperté en una buena cama, sin horario, sin nada que hacer hoy en todo el dia?
Felicidad como comprobar que al final de una cuesta infinita no puede esperarse otra cosa que una bajada tendida; detenerse unos minutos a tomar aliento y llevar un buen par de galletas para festejar el momento; parar en un subway y poder charlar un rato con tu chica a 10.000 km y a 9 horas de distancia. Correr la cremallera de tu diminuta tienda y sentirte bien cobijado y rodeado por las elegidas piezas de tu equipo de cocinar y de dormir confortablemente.
Esta mañana en Ojos Negros se reunen todos los motivos de felicidad. Descubri, además, que en este minimo pueblo tambien hay biblioteca. Voy para alla. Extasis del ciclista.
miércoles, 9 de diciembre de 2015
Domingo
domingo, 6 de diciembre de 2015
Final en Chapala
Eugenio no me dio una respuesta clara cuando le pregunte que si podía armar mi carpa en algún rincón cerca de su bar.
Había llegado a Chapala hacia unos minutos y aún sudaba la fatiga de 35 km de terraceria rota, pedregosa y endiabladamente empinada. Bebía una sopa instantanea mientras esperaba que los camioneros del local liberaran de su atención a Yuyin, que es como todo el mundo conoce a este nieto del genovés Grosso que llegó atraído por el fulgor de la minería.
Yuyin me miró a conciencia antes de contestarme. Me hacia un chequeo rutinario, nada personal. Echaba cuentas de como andaba mi depósito de vida!!!
Al mostrarme el porche en el que podía armar mi pequeño hotel me habló del ciclista argentino y solitario que con 74 años llegó una tarde hace años a pasar la noche. A los dos días, como el hombre no daba señales se asomaron y lo encontraron muerto. Un infarto según el forense.
Yuyin quedó escarmentado de los engorrosos trámites a los que le obligaron los federales y los juzgados de Tijuana. Desde entonces sólo permite acampar a dos o más ciclistas para tener testigos que se ocupen de los desastres.
Así que después de mirarme bien me aceptó en su terreno. Me contó la historia y se confió en que sería el primer solitario en acampar desde entonces. Yo le asegure convincente que no tenía pensado morir esa noche. Y así fue.
Bien temprano me despedí a voces de Eugenio, que aún permanecía en la cama: el ciclista español está vivo y sale ya para Guerrero Negro!!!
Pensando en el argentino me construí un pequeño relato: verano, mucho calor, una jornada larga, extenuante, un sueño interminable. Caliente dentro de su saco, posiblemente bien cenado, el ciclista terminó su vida en un instante. Es buen final para un ciclista.
Steffen y Jane
jueves, 19 de noviembre de 2015
6:30 a.m.
_Que le vaya muy bien.
_Cuidese mucho.

Claro, la atenta empleada es mejicana. Su idioma suena perfecto y anticipa la amabilidad que espero encontrar en Mexico. Todos los ciclistas coinciden en que en ningun lugar de habla española vamos a encontrar tanta amabilidad.
He tenido el atrevimiento de dormir en un rincon discreto al amparo de mi tienda verde y minuscula. Todo un alarde en un estado en que hasta el aire cumple con estrictas normas de circulacion.
Disfrruto de mi cafe absorto en la agitacion de estas tempranas horas. Esta cadena de cafeterias es un hogar para los ciclistas: abre muchas horas, tiene siempre wifi libre, baños impecables y nadie se fija en ti.
Ni siquiera son las 7. Me cuido.