Viajando por Francia, con un territorio en general tan llano, pueden verse los depósitos de agua elevados sobre los tejados de los pueblos. Están por todas partes y son visibles a gran distancia. Siempre me ha llamado la atención su nombre en francés: château d'eau.
En España, por contra, son inusuales. Entre nosotros ha predominado el depósito de agua situado sobre el terreno, normalmente en una loma o en un punto elevado.
En ambos casos, son muy útiles para el suministro de agua y los elevados, además, aumentan la presión que reciben los ciudadanos en sus casas (un bar adicional por cada 10 metros de elevación)
He sabido ahora que los romanos ya los usaban y llegaron a tener construidos más de 200, repartidos por el imperio, en el año 100 a.c.
Pero no es por la historia por lo que me ocupo ahora de los châteaux d'eau. La razón es otra.
Siempre me ha parecido que su presencia en ultramar era una huella más del paso de los franceses por esas tierras y una de las obras predilectas de los entusiastas ingenieros expatriados.
En Camboya, naturalmente, hay châteaux d'eau construidos por los franceses en los tiempos de Indochina. He seguido su rastro por todo el sur y he encontrado en Kampot el más hermoso de todos cuantos he visto en Francia y fuera de ella.
Está en la Estación de montaña de Bokor y además de su notable altura, se elevó sobre un promontorio rocoso muy cerca del hotel Palace.
Los pilares de la torre carecen de escala y no parece que la haya tenido nunca. Pero el hormigón está en buen estado y cubierto de un liquen de color casi rojo.
El depósito parece el vigilante de aquella elevada meseta, aunque hoy tan solo haya ruinas y baste con guardarlas, si acaso, de la niebla.
Ni siquiera es necesario su servicio de agua, pues no hay una población estable en la zona y el lugar es casi impracticable en la temporada de lluvias.
Pero cada día del año, inexorablemente, la larga sombra protectora del château d'eau de Bokor recorre los matorrales, los caminos y las rocas que lo circundan y dibuja sobre ellos su esbelta silueta.
Para poder ver los variados modelos de châteaux d'eau hay que remitirse al trabajo de los fotográfos alemanes Bernd y Hilla Becher. El acceso directo a las fotos está aquí
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martes, 18 de diciembre de 2012
lunes, 10 de diciembre de 2012
Bokor
Los franceses
estuvieron en Indochina casi setenta años. Desde 1887, en que nombraron al gobernador de “ la colonie de la Cochinchine et des
protectorats du Tonkin, de l'Annam et du Cambodge », hasta 1954, en que el presidente Mendès
France firmo los acuerdos de Ginebra, tras ocho penosos años de guerra, por los que Francia se avenía, entre otras
cosas, a la independencia de Camboya.
Los europeos residentes en tan vasto territorio nunca pasaron de 34.000* (censo de 1940) sobre una población local de más de 22 millones de habitantes en toda Indochina.
Aun no siendo muchos, las autoridades de la colonia pronto vieron la conveniencia de establecer estaciones sanitarias marítimas y también en altitud, cuyo propósito era sustraer a los franceses de "las condiciones debilitantes del clima durante la estación calurosa"
Ese es el origen de la estación de Bokor y su emblemático Hotel Palace que fue construido en 1925 y que,aunque maltrecho, aún sigue en pie.
Y esta es la descripción de la estación por el Dr. Gaidé, médico general inspector de Indochina en un informe de 1931:
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Menú de inauguración |
A voir :
- le site remarquable de Bellevista, panorama qui permet par temps clair d'embrasser d'un regard toute la cote du Cambodge, depuis la frontière de Cochinchine jusqu'à la frontière du Siam.
- A 6 km en arrière de Bockor, belle cascade : l'eau se précipite dans un gouffre de rochers dont on ne peut sonder la profondeur.
La station n'est habitable qu'en saison sèche, pendant 6 mois au maximum, de novembre à fin avril.
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El Hotel abandonado |
Allá arriba sobre la cornisa,a media hora de Kampot, no queda más que un mar de sombras inhabitadas y casi ocultas por la asidua niebla.
Pero hay mil posibilidades de reconstruir con bastante libertad el pasado.
Imaginar que los "veraneantes" de las villas y huéspedes del hotel se encontraban el los servicios religiosos de la pequeña iglesia, supongo que blanca por aquél entonces.
Recrear el trasiego de los bajos del hotel dedicados a las cocinas, despensas, lavaderos y el resto de servicios de un hotel de su tiempo. O repasar el orden del día de la gobernanta para la atención y limpieza de las 36 habitaciones y el buen estado del salón principal y del comedor para 50 comensales. O las preocupaciones del director sobre el cuidado aperitivo de la terrraza asomada sobre el golfo y el confort del salón principal en el que, en ocasiones, había que encender la chimenea
* En 1952 lacolonia española en Marruecos era de 130.000 habitantes (80.000 en la parte española y 50.000 en la francesa) para una población total de nativos en la parte española de entre 800.000 y un millón.
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