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jueves, 14 de marzo de 2024

En invierno, al SUR


Cada comienzo de año contemplo con melancolía el invierno que me rodea y la larga espera de la primavera que queda por delante. 

Hay Trabajo. Muchos proyectos que planear como, en este año 24, la ruta hasta completar el camino del Río Ebro en bici desde Tudela, la caminata anual de los amigos de la Universidad, la caminata familiar con hermanos e hijos, el viaje veraniego con mis nietos y el menudeo de asuntos logísticos. Esto da bastante trabajo de encajar calendarios, hacer mapas, construir hojas de ruta, buscar alojamientos, preparar citas, redactar correos y otros muchos detalles.

Hasta ahí lo agradable. Hay que añadir que en esta década prodigiosa en la que me encuentro, también los médicos reclaman su tiempo, con pruebas, análisis y visitas.

Sentía en inviernos pasados que no aprovechaba suficientemente el tiempo. Tenía que hacer algo al respecto y así, ya desde las semanas finales del año pasado, empecé a desplazar las nuevas citas de salud a marzo y a arrancar con mucha anticipación los preparativos de los proyectos del año nuevo. Fue así como conseguí liberar febrero, un mes poco apreciado por todos: ni caminatas, ni encuentros de amistad, ni convocatorias familiares, ni bautizos, ni bodas.

Febrero es un mes de refugio. Es tiempo de encerrarse en casa esos días tan cortos, de sacar del armario todas las utilidades para enfrentar el frío, leer mucho el que tenga esa costumbre, de dormitar ante alguna pantalla, hacer comidas contundentes y, sobre todo esperar sentado a la Primavera.

Por todo eso pensé que tenía que ensayar una innovación: viajar en Febrero. Todo el mes.

Viajar te ofrece cada día un aprovechamiento completo de las horas. Descubrir lugares que no conocías o que si ya habías estado ahí nunca fue en invierno.  Prestar atención a los detalles de la vida cotidiana de los pueblos. No tener prisa para nada ni sentir la de los demás como sucede en las épocas mas frecuentadas.

Mi California no tiene calefacción para pasar una noche a temperatura aceptable en cualquier parte, así que se imponía fijarse en el SUR para encarar tierras más templadas.



Viajando con Valentina, la VW California, casi todo lo que sucede es improvisado, ventaja de tener vehículo, alojamientos y demás en el mismo ingenio. Por eso , hice un esbozo general y el resto fue surgiendo. Bajé desde Barcelona a Valencia, por la A7, me adentré en La Mancha por Albacete, fui en busca de Andalucía a través de Úbeda y Linares. Luego Carmona, recorrer la provincia de Huelva con destino a la Vila Real de Sto. Antonio, ya en Portugal, y terminar la ida en Faro (Algarve)

Visité a mis amigas Elia, João y Xana; recorrí a pie las últimas etapas del Camino natural del Guadiana, me instruí en las Minas de Santo Domingo y sus puertos fluviales de Pomarão y La Laja, y salí animado de Portugal en busca de Nuria que se vino un fin de semana largo hasta Sevilla y desde allí dimos un recorrido tranquilo por la Sierra de Aracena. Por último viajé de regreso a casa deteniéndome en las Lagunas de Ruidera , en Albacete, para caminar las primeras etapas del Río Guadiana.

En total fueron 28 días y poco más de tres mil kilómetros los recorridos. Y claro está, llegué a casa en marzo, con la primavera de compañía.

Este es un vídeo del viaje. PICA ESTE ENLACE







lunes, 7 de septiembre de 2020

Valentina G.R. 2. Alentejo Portugal

 Las vacaciones veraniegas de 2020 se abrieron paso a codazos entre las incertidumbres provocadas por el covid 19. Habrá nuevos confinamientos? Podremos atravesar la península y recorrer comunidades distintas? Dejará Portugal entrar a los españoles? Tendremos la pérdida de aceite de nuestra T4 reparada a tiempo?

Acantilado de la playa de Almograve

Todos los vientos soplaron finalmente a favor y hemos podido hacer un gran recorrido, el segundo de Valentina, nuestra California, hasta el sur de Portugal.


Desde Barcelona a la frontera de Portugal fueron 1.180 kílómetros de buenas carreteras y con poco tráfico.

Llegar hasta allí no se hace largo si puedes echar tres noches en el camino; Una en Tebar (Cuenca), otra en Pozo Blanco (Córdoba) y la última de la travesía, al llegar a Portugal,en Monsaráz (Alentejo)

No llevamos guión del viaje y si 23 días para tomarnos las cosas con calma.

El marco es la Región de Alentejo, toda ella. El recorrido transita por las poblaciones de la Ruta Vicentina y las caminatas en los seis recorridos circulares de la zona, bien señalizados y con distancias entre 7 y 14 kilómetros.


Para una mayor precisión basta con ubicar en un mapa la siguiente cadena de poblaciones: Monsaraz,    Beja, Santiago de Cacém, Sines, Porto Covo, Vila Nova de Milfontes, Sao Luis, Almograve, Odemira y Zambujeira (en Alentejo) y Odeceixe, Aljezur, Bordeira y Carrapateira (en Algarve)

El eje del recorrido fue la Ruta Vicentina que es un camino histórico que asciende desde el Cabo San Vicente hasta Santiago de Cacem, al sur de Setúbal. No puede ser más inspirador.

Vicentina es una travesía lineal que supera los 300 kilómetros en etapas con un promedio de entre 18 y 25 kilómetros cada una. Todos los caminos son públicos,sin vehículos y muy bien señalizados. En azul,en el mapa, puede verse una alternativa, también lineal y más corta, llamada Camino de los pescadores que exige una mejor condición física por ser una senda de arena en muchos tramos. Este sector de Portugal forma parte de mi proyecto Península y lo recorrí a pié en 2016

Este año hemos ido en nuestra furgoneta y la Ruta Vicentina nos ha servido de guía, sustituyendo los tramos lineales por otros recorridos circulares que permitían tomar muy buena nota de la naturaleza y de los valores de los parajes alentejanos. El calor de agosto parece un obstáculo pero es llevadero y a cambio ofrece disfrutar en plenitud y soledad el campo reseco, los polvorientos caminos agrícolas y el aroma de los alcornoques

Estas son las rutas circulares, señalizadas sobre el terreno con marcasen blanco y rojo:

            • Las dunas de Almograve (8 kilómetros)
            • Los jardínes de San Luís (3,5 kilómetros)
            • De Troviscais a Mira (11,5 kilómetros)
            • De Bordeira al mar (Hasta 13 kilómetros) No la hicimos.
            • Endiabrada y los lagos ocultos (entre 7 y 16 kilómetros)
            • Las colinas de Carrapateira (13,5 kilómetros)

Las rutas de la aplicación "wikiloc" son de gran utilidad, pues indican con claridad los puntos de salida. El resto está muy bien señalizado.


La zona está ampliamente dotada de toda clase de servicios, principalmente de manutención, alojamientos de todas las modalidades y diversas escuelas deportivas, en especial de surf.

Nuestra organización del día, bastante sencilla, era desayunar en la "furgo", hacerse unos bocadillos para las caminatas o los 3 o 4 días que elegimos playa y cenar en algún local en los pueblos. Hay una oferta de restauración sencilla pero aceptable y a muy buen precio (entre 9 y 17 euros por persona incluyendo bebida)

Para pernoctar hay que tomar en consideración que en Portugal está prohibido aparcar en la mayoría de los sitios apetecibles a las roulottes y a las autocaravanas (esto incluye a toda clase de campers). En ocasiones incluso está prohibido circular a estos vehículos.

Aún así hay muchos que aparcan y se exponen a una multa. Los G.N.R. (policía nacional portuguesa) patrullan por las playas dos o tres veces por semana y expulsan sin remedio. Normalmente no imponen multas.

Es corriente en algunos pueblos la existencia de servicios públicos en estado pasable y, en ocasiones, con ducha.

Nosotros hemos hecho una pernocta mixta atendiendo a las circunstancias de cada lugar. Noches de playa y acantilado solitarios, noches de aparcamiento autorizado en pueblos con servicios y noches en camping (8 en este viaje de 23 noches)


En esta zona hay un buen número de camping que tienen buenos servicios y precios muy asequibles. Para un "paquete" de furgoneta, dos adultos y electricidad entre 9,5 euros en el Parque de Capismo de Beja y 24,5 euros en Zambujeira. Puede que cunda el ejemplo del camping Ilha de Pessegueiro, en Porto Covo, que tiene una oferta para campers de 12 euros al día.












jueves, 2 de junio de 2016

Me guarda el silencio


La mayor parte del tiempo transito por caminos vacíos.

Es verdad que en algunas playas o en pequenhos pueblos costeros se agitan los primeros turistas de la temporada pero en tantos kilómetros puede decirse que no hay nadie.


Todo el ruido sale de mis pasos: el golpe ritmico de mis palos contra el suelo, la caída suave de mis botas a cada paso y el aire silencioso que choca con mis orejas.

Afuera, es el silencio el que me guarda. El que se queda cuando ya me pierdo en un recodo



lunes, 23 de mayo de 2016

De nuevo en camino. Península.

Vuelvo a las andadas, nunca mejor dicho :-)

En dos días regreso al sur. Retomaré en Ayamonte la ruta hasta el Cabo de San Vicente que dejé atascada el año pasado por una lesión en el pié. Confío en haber aprendido de los errores de entonces.

¿He hecho los deberes? Creo que si.

Lo primero fue jubilar a mis viejas botas que llevaban ya un montón de viajes y comprar otras que he ablandado con paciencia desde el verano pasado.


Además, este año he entrenado a conciencia: Han sido 41 sesiones desde que volví de México a principios de febrero. Desde inicios de marzo abandoné la bici y tan solo he caminado. Habré entrenado en este tiempo unas 70 horas y recorrido más de 350 kilómetros. En mayo añadí a mis entrenos los palos nórdicos y la mochila en lastre de 5 kilos. Predominantemente subiendo y bajando de la sierra cercana a casa.

También he mejorado mi equipo con una nueva mochila con adaptación a mi espalda y he suprimido el equipo de acampada a excepción de un saco de dormir ligero.


Mi hoja de ruta tiene ahora etapas menos ambiciosas y un comienzo más moderado en las distancias a recorrer. Ya tengo afinadas mis primeras noches, entre albergues de juventud portugueses, acogedores y económicos,  y la hospitalidad de mis amigos de couchsurfing en Olhao, Faro y Loulé.  

Vuelvo confiado a Península, mi gran viaje de pequeños pasos.  Me parece que esta es la undécima vez que me pongo en camino para intentar recorrer el contorno de la península en la que vivo.  Pura geografía.    
 

Los días son largos en mayo y un aire limpio invade los caminos. Las mañanas caminando junto al mar se hacen tibias y azules. Es hora ya de encontrarme de nuevo en Portugal, entre portugueses calmados y pacientes. 

Estoy preparado para saborear sus secretos.

jueves, 14 de mayo de 2015

Averia

Ayer me vi compartiendo experiencias con un médico cubano en una Clínica de Ayamonte.

Fui allí porque la inflamación de uno de mis pies no tenía buena pinta al levantarme en Vila Real y porque en esta pequeña ciudad fronteriza tienen tasa moderadora, es decir, más de 60 euros por echarme un vistazo. Resolví atravesar de vuelta el Guadiana.

El médico que me atendió puso muy buen oficio, aprendido como médico de familia en un pueblecito de Matanzas, y yo compartí con él abiertamente las motivaciones para caminar y otras reflexiones positivas y andanzas varias. Entre ellas mi largo viaje en bicicleta por aquella isla del Caribe.

El caso es que me he retirado a la Pousada da Juventude de Tavira a hacer un par de días de reposo, para un tendón inflamado, e intentar luego seguir mi caminata que se ha visto ya tan disminuida.

Así que he transitado de uno a otro de mis territorios favoritos:

Las andanzas manhaneras por entre mar y tierra en las marisma:


A la quietud, también silenciosa, de una biblioteca pública en la que ya me he hecho fuerte:


Con todo, a pesar de mis prudentes cuidados, no parece que el lado izquierdo de mis pasos esté en condiciones de seguir, aunque sea en etapas mínimas.  Estoy a un paso de "degradar" mi travesía a la condición de vacaciones en el Algarve. Un jubilado más.

Así que llevo días digiriendo el tránsito entre una caminata que se prometía casi heroica a un fracaso que no puedo revertir y que hay que aceptar.  Cómo?. Aprendiendo.
 
Antes de detenerme en Isla Cristina, en la cuarta etapa, ya había tomado algunas notas sobre los errores y aciertos de esta última empresa caminante mía. Hacía 5 años que no lo hacía solo y tan rápido y percibía que las cosas no iban bien del todo.


Los aciertos no son más que la aplicación de hallazgos en viajes anteriores: LLevar protección del sol con sombrero y pañuelo grande; comer ligero durante el día y pasar la comida grande a buena hora de la tarde; acostarme y levantarme pronto; vaselina en los dedos al arrancar y nutracex para reparaciones de piel al final de la jornada. Cosas que ayudan mucho.

Los errores han sido de entidad y todos caben en uno solo: Exceso de confianza.

He traído botas viejas y muy desgastadas: Pensé que sería su último viaje y me equivoqué. El resultado es que siento las piedras en la planta y las protecciones para el pié se han degradado.

Llevo equipo de acampada por si tenía que pernoctar en medio de la nada o no encontraba alojamiento accesible en precio: No ha pasado ninguna de las dos cosas. He dormido en tienda 3 de las 5 etapas pero eran camping y había buena oferta de hostales. El asunto es que para un problema inexistente he cargado con 3,5 kilos de peso adicional a mi espalda (el 40%)

 Duermo en el colchón de mi tienda pero no duermo bien: Es suficiente para no sentir el suelo y es confortable en muchas circunstancias, entre ellas, las acampadas en mi travesía austral en bici. Pero no lo es para dormir de manera reparadora después de haberle dado un tute a un cuerpo entero con su mochila. Un cuerpo viejo y caminado necesita cama.

Y el cuarto error. El definitivo. He planeado etapas muy largas que para empeorar he recorrido en muy poco tiempo: Pretender hacer 30 o más kilómetros cargado y con fuerte calor y terminar la jornada a las 2 o 3 de la tarde es una temeridad. He llevado un ritmo endiablado de 5,4 o 5,5 km/h con descansos muy breves (y gracias a que me exhortó mi hermano Alberto a hacerlos) El resultado ha sido un esfuerzo excepcional para todo mi cuerpo al que mi determinación ha desconsiderado estúpidamente. Así estoy. Con toda la determinación y sin un pié operativo.

En las travesías de muchas jornadas, tanto en bici como a pié, es habitual pensar que el propio camino te va haciendo el entrenamiento y  me parece una previsión cierta. El problema es que yo mismo eché a perder esa buena idea metiéndome 36 km de la costa de Donhana en la primera jornada. Y terminando la etapa a las 15:30!!

 
Este es el relato y queda ahora reponerme y afinar mis instrumentos de caminatas. Contener mi determinación, darle una buena mano de modestia a mi impulso y echarle una mirada más cuidadosa a mi cuerpo que, esta vez, se ha detenido y rehusa seguirme. Y con razón.

Y también: Hacerme con unas botas en condiciones!!!!!


martes, 5 de mayo de 2015

Caminando

Buena parte de mi equipo de viaje ya está guardado y no me va a ser necesario en esta travesía. Mi leal bicicleta cube, que rodó sin quejarse por la América austral se va a quedar colgada esta vez. Me voy a pie. Caminando.

Voy a hacer otro tramo de mi recorrido al perímetro de la Península Ibérica, Un proyecto que, de tan largo que es, bien merece que se recuerden las palabras de Atxaga: "A los 60 años te das cuenta de que hay proyectos que ya no podrás hacer" En mi caso seguramente no llegue a terminarlo pero.......es seguro que alguien lo hará por mí.

Recorrer el contorno de esta península en la que vivo empezó en julio de 2010. Me fui en tren hasta Port Bou, en Gerona, y tome el camino de ronda hacia el sur. No es más que otro sueño de niño, pero este es de esos que se llevan a cabo:

Península. Un sueño

En el mapa grande se pueden ver los tramos del proyecto y la época en que se llevaron a cabo. Mañana empiezo un tramo más pero es por completo diferente. Primero porque, al estar acompañado de Nuria en todas las travesías desde el invierno de 2010, es de nuevo una caminata en solitario. Segundo porque planeo superar los 15 días seguidos de ruta y esos son muchos días. Nunca había pasado de 8 de una vez. Y por último, la distancia a recorrer es grande: cerca d los 400 km. Por tanto, como en el sur de América, es posible que me falte determinación y tenga que renunciar si llega el caso..

Este es el mapa provisional:


Saliendo de Sanlucar de Barrameda, en la provincia de Cádiz, bordear Doñana y toda la costa de Huelva. Atravesar luego el Guadiana para entrar en Portugal y recorrer el Algarve por Faro, Albufeira y Portimao hasta Segres y el Cabo de San Vicente. Por último, si hay fuerzas para entonces, comenzar la ruta hacia el norte de la larga fachada atlántica de Portugal.

Llevo un equipo ligero de acampada, otro reducido de cocinar y muy poco más. Así he conseguido reducir el peso total de la mochila hasta los 8.100 gramos que, para mi talla, es bastante llevadero.

 La previsión del tiempo es buena con días soleados, temperaturas altas para la época y noches no demasiado frescas.

En fin, llevo en la cabeza nuevas cosas en que pensar en las largas horas de caminatas diarias: yoga, zen, meditación. La culpa es de mi última lectura: "Viaje por la India" de Gary Snyder

http://www.jotdown.es/store/#!/Viaje-por-la-India-La-generaci%C3%B3n-beat-descubre-Oriente-Libro-+-ebook/p/44830921

Ahí vamos