miércoles, 22 de diciembre de 2021
Bósforo 2021
viernes, 17 de diciembre de 2021
Hogar
En este viaje por el confín sudeste de Europa he alternado para dormir algunos modestos hoteles que estaban en mi ruta con atardeceres de montar mi tienda de campaña Vaude al final de la etapa. A veces ya de noche para extremar la discreción cuando armaba en un parque o espacio urbano.
Normalmente reviso con cuidado el espacio elegido cuando aún queda luz y regreso más tarde, ya oscurecido, con la seguridad de que me servirá el plano mental que me hecho: donde plantar la tienda y amarrar la bici, como orientar la puerta y, si hay suerte, por donde queda el punto de agua.
Me abrigo y abro mis alforjas en la aparente
desventura de un ciclista que no tiene techo que lo ampare para pasar la noche.
Extiendo mi lona y la tela de mi tienda sobre ella. Luego saco los palos y armo
la estructura para colgar de ella mi habitación. Clavo las piquetas si el suelo
lo permite y si no es así tiro los pulpos a algún agarre o, en último caso a la
rueda de la bici tumbada en el suelo.
Empiezo a tirar dentro los trastos de mi
equipo, siempre en orden y siempre al mismo sitio. El colchón, el saco, el
aislante, la almohada, la ropa de dormir, el aseo, los apaños de cena, la
bombona de gas, el infiernillo, la botella de agua y el cazo.
Cuando todo está ya dentro echo una última
mirada de revisión a mi alrededor, me descalzo y me meto en la tienda. Hincho
los útiles de dormir y me cambio de ropa, enviando al fondo mi sufrido atuendo
de ciclista.
Armo luego el infiernillo y prendo la llama con
cuidado. Echo al cazo agua para una sopa de cena o un té. Inmóvil, absorto en
el fuego, mi respiración se hace más lenta, mis piernas se relajan, el ambiente
se caldea y siento como la sensación de hogar me rodea.
Es un hogar diminuto, ligero, incómodo y
provisional, pero tan confortable en esos momentos. Un ciclista en su hogar.
Es entonces cuando las vicisitudes de la etapa se
desvanecen; los muchos kilómetros recorridos, el amenazante tráfico, los
vientos en contra y las antipáticas cuestas se olvidan. El calor de mi casa de
tela disuelve cualquier penuria del día.
Alumbro con la linterna el agua por si ya humea
y es entonces cuando, sin prisas, anoto las distancias, el tiempo del recorrido
y alguna otra cosa y me aplico en hacer una buena cena.
El
explorador polar Scott, en su dramático regreso hacia el Terra Nova, anotó en
su diario: ” la situación es lamentable pero, como siempre, olvidamos las duras
pruebas cuando estamos reunidos en la tienda delante de una copiosa cena”
Bienestar y seguridad
sábado, 16 de octubre de 2021
Aeropuerto
Paré en Estambul apenas unas horas antes de coger un tren hacia Bucarest en 1.999
Las ciudades grandes que no se conocen desconciertan al viajero solitario, pero aún es más impactante si esperas en la línea de equipajes del aeropuerto una caja grande de cartón con tu bicicleta desmontada dentro.
jueves, 14 de octubre de 2021
...A ESTAMBUL
No tengo remedio. A pesar de haber dejado los largos viajes en bici hace un par de años no he podido resistirme a un nuevo periplo más cercano y, puede, que más fácil a la parte europea de Turquía, la ribera búlgara del Mar Negro y una parte de Grecia. El boceto de esta travesía es este:
jueves, 12 de agosto de 2021
Camino del Norte
Para mí el viaje es una disposición solitaria al encuentro de lo ajeno, a la búsqueda paciente del reflejo de uno mismo en lo que me rodea.
Los hallazgos aún se hacen más intensos si el desplazamiento es caminando. Paso a paso. Esos episodios, muchas veces largos en horas y agotadores de fuerzas, en los que sin embargo se recorre poca distancia, unos escasos 25 o 30 kilómetros.
Esta travesía ya concluida del proyecto península ya era la decimoctava caminata desde los inicios en 2009. Casi todas han sido en solitario pero en la más reciente casi han sido la mitad las jornadas que he compartido con otros.
Durante las semanas de preparación fui añadiendo a mis etapas, además de hitos de paso, características y alojamientos, deseos o pequeños objetivos de encuentro, fueran familiares o de amistad.
Santander, a mitad del recorrido, propiciaba toda
clase de conexiones, de modo que otros caminantes se incorporaban con facilidad
a mi ruta y se desprendían del trayecto a su conveniencia una vez cumplido el
propósito.
Los primeros compañeros fueron mis hermanos Alberto y Pío. El primero, Cuérigo (Asturias 1962) es ya un compañero habitual, de tres etapas, en las travesías recientes. Animoso y positivo siempre es enriquecedor caminar con él. Pío, Tetuán 1959, es un caminante cotidiano en su ocio urbano y un avezado y competente andarín en las montañas asturianas. No costó convencerle de que se uniera a nosotros y, inevitablemente, abrió camino en la intrincada geografía vizcaína. Un fraternal y gran equipo.
Desde Bilbao a Santoña recuperé mi cadencia de caminante y el apacible ritmo del pensamiento unas veces sereno y otras bullicioso.
Bajo la amenaza de la lluvia se incorporó al camino mi hija mayor, María, que ya me acompañó en el camino de sirga del Canal de Castilla. En muy buena forma María te mantiene alerta y más que entretenido con su animada conversación, proyectos, ensoñaciones y toda clase de utillaje de su amueblada cabeza. Discrepamos en la elección del alojamiento: yo empeñado en pernoctar en el concurrido albergue del Abuelo Peuto y ella en buscar un hotelito rural con encanto. Me salí con la mía por los pelos JBatidos por el viento recorrimos los últimos
kilómetros sobre los acantilados de Langre hasta alcanzar en la bruma el
solitario embarcadero de Somo. Los caminantes alcanzaron a paso vivo el refugio
de las nietas y la bonita casa de María.
Mi nuevo compañero, Alfredo, se incorporó a la travesía en Santa Cruz de Bezana. Caminante cotidiano de paseos cortos se incorporó resuelto a una etapa bastante larga. Casi no sentí la distancia enfrascado en nuestra conversación que, por momentos, parecía una continuación de cualquiera de nuestras pláticas anteriores, en tantos años de compartir los despachos de Educación.
Me hubiera gustado seguir camino de Asturias con el
amparo de su compañía pero, a pesar de la invitación a continuar de su mujer,
Alfredo fiel a sus planes decidió volverse a casa.
A partir de Santillana mi caminar sigiloso discurrió en solitario por las pequeñas carreteras y caminos de los confines occidentales de Cantabria. Comillas, San Vicente, Unquera…
En un Albergue de La Franca compartí alojamiento con tres jóvenes y al día siguiente coincidí con una de ellas en desbrozar sinuosas y fatigosas sendas costeras hasta alcanzar Llanes.
Más adelante, terminé compartiendo etapas y alojamientos con dos jóvenes de Huelva animosos y llenos de energía que en algún tramo debieron dejarme atrás para que recuperara el aliento. Con todo, era una inspiración caminar con Cristina y Alex y ponerme al tanto de sus proyectos, tan extensos como para ocupar la larga vida que tienen por delante.
Cumplida la décimo octava etapa caminé un trecho al
despuntar el día hacia La Laboral de Gijón, meta de mi empeño por esta
primavera.
Ya puedo mirar el final cercano de mi aventura de caminar todo el perímetro de la Península Ibérica desde Port Bou a Irún. Apenas me quedan por delante dos travesías: la que continuará por el norte desde Gijón al cabo de Finisterre y la que cerrará el recorrido mediterráneo desde Gandía al cabo de Palos, en Murcia.
Confío en conservar la energía para emprender nuevas caminatas, aunque sea en proyectos más pequeños.
jueves, 1 de julio de 2021
lunes, 12 de abril de 2021
Valentina P.R. 8. Parque natural del Desierto de las Palmas. Cabanes y Benicasim, Castellón
Burlando los tramos de peaje de
la AP 7 llevamos unos años tomando el desvío de Torreblanca para ir de Cataluña hasta
Valencia. Solo en este último año, con un peaje liberado desde enero, hemos
pasado muy cerca de la ciudad de Castellón y el sorprendente cartel que indica:
Desierto de las Palmas. ¿Un desierto aquí, en la apacible costa mediterránea, rodeado de naranjos y huertos?
Son poco más de tres
mil hectáreas de arbustos y monte bajo, con abundantes palmas, con escaso
arbolado y tejido de caminos de todas las dificultades y distancias. Un
comienzo de abril cálido, aunque con el bullicio moderado de las vacaciones de
Semana Santa, ambientaron los tres días que pasamos en este Parque a 300 km de
Barcelona.
Es un territorio preservado y en
proceso de regeneración de los bosques victimas del gran
incendio de 1985. Prosperan, 35 años después, el alcornoque, la carrasca,
el madroño, el enebro y los pinos rodeno y carrasco. La fauna está compuesta de
mamíferos como el jabalí y la ardilla, pequeños reptiles y culebras, siendo la
avifauna la más rica: águila perdicera, mochuelo y búho.
Hay muchos itinerarios de senderismo, hasta once de todas clases, aunque algunos tienen dificultades de orientación. Nosotros hicimos tres: el que permite ascender al castillo de Miravet, el que lleva a las Agulles de Santa Águeda por su fachada oeste y el más asequible, largo y concurrido, de las Fuentes del Desierto.
Hay un buen aparcamiento en el Mirador
de San José, sobre las ruinas del antiguo convento, aunque es ruidoso en la
mañana. En el camino de las fuentes hay un lugar perfecto bajo un gran pino al
que se accede por una pista transitable desde la carretera CV-147. Por último,
la pequeña carretera que desciende al norte, hacia Cabanes, tiene muchos lugares
tranquilos para pernoctar.
El aprovisionamiento de alimentos
y combustible se pueden obtener con facilidad en Benicasim, que está tan solo a
9 km.
lunes, 15 de marzo de 2021
Valentina P.R. 7. Río Ter. Roda de Ter. Barcelona
Buen tiempo en general aunque las noches son aún muy frías en esta zona.
El objetivo era esta vez El Collsacabra (literalmente "puerto la cabra) que es una comarca natural al este de la Plana de Vic. Este es un altiplano con acantilados erosionados por el Río Ter, de una altitud media de 1.100 metros y constituido geológicamente por margas y greses. La distancia desde Barcelona hasta Roda de Ter, nuestra base, es de 80 km, poco más de una hora.
El Río Ter tiene dos pantanos contiguos y construidos a comienzos de los años 60, el de Sau y a continuación el de Susqueda, que sepultaron bajo las aguas los pueblos del mismo nombre.
San Román de Sau (Barcelona) | Fuente: Catalunya.com
Hay varios itinerarios para caminar en las riberas del pantano de Sau desde Roda de Ter. No tienen ninguna dificultad y están bien señalizados. Para cambiar de panorama también están los distintos itinerarios de las faltas de Collsacabra.
De Roda sale el camino que escogimos a la ermita de San Sebastián, que asciende suavemente a unos pastos y alguna granja. Se desciende de nuevo al pantano por un borde rocoso y se regresa al punto de origen en unas tres horas y poco más de 11 km.
Hay varios y buenos lugares en donde pernoctar con la furgoneta. Buscamos a propósito la oscuridad plena y la encontramos en la ribera norte del pantano, a pocos metros de la ermita de San Salvador de Códol. Hay que prever una noche fría que en esta ocasión llegó a -0,5º pero que con un buen edredón se lleva muy bien.
miércoles, 17 de febrero de 2021
Valentina P.R. 6. Parque natural de Aiguamolls del Ampurdán. Castellón de Ampurias. Gerona
Tiempo crudo para salir en la furgoneta, pero con buen ánimo hicimos esta excursión en febrero de 2021.
Frío moderado con algo de viento en un entorno natural y solitario. Nuestro centro de operaciones fue Castellón de Ampurias, a tan solo 13 km. de Figueras y 130 de Barcelona.El principal objetivo era el Parque Natural de Aiguamolls (pantanal). Se trata de un territorio preservado con estanques de agua dulce, dunas, una formidable playa y multitud de especies de aves migratorias. Hay varios itinerarios para caminar, aunque en esta época invernal aún quedan senderos inundados que no son transitables. Pero hay buenas alternativas y la orientación en los recorridos no tiene dificultad alguna.
La caminata que hicimos en esta ocasión suponía más de 15 km. en sentido anti horario y empleamos 5 horas en recorrerlos, entretenidos en las casetas vigías desde las que se pueden observar los pájaros y hacer un silencioso pícnic. Los diferentes itinerarios están muy bien señalizados.
La extensa playa de Can Comes, de más de 3.000 metros, alcanza hasta los límites de
Ampuriabrava. En proceso de regeneración dunar encontramos el arenal lleno de
restos de árboles y ramas arrastrados por las mareas.
Playa de Can Comes |
Hay un buen aparcamiento en el Estanque del Cortalet, a 5 km de Castellón en la carretera de San Pedro. Tiene barrera automática de entrada pero hay que sacar un tique de 5 euros si se sale antes de que cierre el Parque y la barrera quede levantada. Descubrimos otro aparcamiento siguiendo poco más de 1 km en la carretera a San Pedro y que antecede al Camping Nautic Almata. Este aparcamiento se llama Mas Mata y es gratuito.
El fin de semana da margen para recorrer el interesante núcleo medieval de Castellón y el bien dispuesto Museo de la harina. También un paseo hasta San Pedro Pescador, la Gola del Fluviá y el pueblo poco conocido de San Martín de Ampurias y las contiguas ruinas de la ciudad greco-romana.