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martes, 22 de noviembre de 2022

Península XX. La travesía final. De Moraira al Cabo de Palos


Esta ha sido la travesía final del largo proyecto de Península con el que estoy ocupado desde 2009 y, además, he vuelto a la bici con la intención de sortear con ligereza este último tramo que tiene unas condiciones de tráfico infernales.

Para mejorar aún más el panorama he pedaleado acompañado. Con mi amigo de la época de la universidad José Ramón Negueruela, con el que coincidí en la travesía de este año en el Canal de Castilla y al que nada más proponerle este viaje acepto sin condiciones.

Ha sido José Ramón un compañero inmejorable en toda la travesía, que para él era la primera, y también para mí era una completa novedad su compañía porque siempre he pedaleado solo.
A él le debo la búsqueda en vivo de los mejores caminos para evitarnos el asfalto y el tráfico. Y también hemos compartido la calma y lel buen ánimo en cualquier circunstancia. 



Tan solo han sido tres jornadas que no alcanzaron los 300 kilómetros pero que hemos disfrutado en todas sus vicisitudes: los caminos, las cuestas que se me atragantan, los breves ratos de descanso y los más largos de reponer fuerzas, la acampada nocturna de Torrevieja y los encuentros inesperados con la población de la zona.








Mapa completo de las travesías de Península


Para ver el vídeo de la travesía picar en el siguiente enlace de este blog

https://400dias.blogspot.com/2022/12/peninsula-xx-version-luka-de-moraira.html






lunes, 28 de marzo de 2022

Valentina. P.R. 10. Belchite y Fuendetodos

La comarca del Campo de Belchite está entre las provincias de Zaragoza y Teruel. Encierra una serie de parajes de gran interés. Desde las zonas más esteparias hasta las de ribera cerca de la cuenca del río Aguasvivas y tiene 1.043 km2 de superficie.

Hay muchas rutas a pie en los alrededores y muchas de carácter circular. Por proponer una , merece la pena la que recorre el  tramos del río Aguasvivas entre las localidades de Almonacid de la Cuba a Belchite. Esta caminata de casi 9 km, en los que se emplea poco más de tres horas, es circular y alcanza a visitar el interesante Pozo de los Chorros.

Pero la motivación principal para una visita a la zona es el pasado de Belchite y el repaso de los acontecimientos que tuvieron lugar aquí en el verano de 1936 en un corto pero intenso enfrentamiento militar entre los dos bandos de la Guerra Civil española. 

El Ayuntamiento de la localidad organiza una visita guiada al Pueblo Viejo de Belchite que se encuentra en ruinas pero que permite rememorar los combates de aquellos días de agosto y las vicisitudes de la población civil para lograr sobrevivir. 

Hay varios horarios y aunque el precio es de 8 euros la visita es extensa y bien informada por los guías. 

El pueblo nuevo tiene también su interés. Construido tras la guerra y el abandono del pueblo viejo a partir de 1940 con el estilo característico de las regiones devastadas  dispone de todos los servicios.

Un fin de semana da tiempo para completar el viaje por la zona acercándose a Fuendetodos., a 44 km de Zaragoza y 19 de Belchite Este pueblo es conocido por ser la localidad de nacimiento de Francisco de Goya en 1746. En proceso de recuperación arquitectónica, la intervención en sus casas y calles ha conseguido un conjunto armonioso y ordenado.



El pueblo tiene el museo de la casa natal del pintor, el museo del grabado y la casa de Zuloaga, dedicada a exposiciones. Del pueblo parten multitud de senderos.

Hay buen aparcamiento para pernoctar tanto en Belchite, junto a la estrada de las ruinas, como en varios lugares discretos de Fuendetodos.


Sede de la Comarca del Campo de Belchite

c/Ronda Zaragoza s/n.50130 Belchite (Zaragoza)

976 830 186

Email: administración@campodebelchite.com












lunes, 15 de marzo de 2021

Valentina P.R. 7. Río Ter. Roda de Ter. Barcelona

Impaciencia por comenzar la primavera, por salir de de casa no importa a donde, ansias de viajar. Cualquier motivo es bueno. Esta excursión ha celebrado el segundo fin de semana de marzo del 21.

Buen tiempo en general aunque las noches son aún muy frías en esta zona.

El objetivo era esta vez  El Collsacabra (literalmente "puerto la cabra) que es una comarca natural al este de la Plana de Vic. Este es un altiplano con acantilados erosionados por el  Río Ter, de una altitud media de 1.100 metros y constituido geológicamente por margas y greses. La distancia desde Barcelona hasta Roda de Ter, nuestra base, es de 80 km, poco más de una hora.

El Río Ter tiene dos pantanos contiguos y construidos a comienzos de los años 60, el de Sau y a continuación el de Susqueda, que sepultaron bajo las aguas los pueblos del mismo nombre. 

San Román de Sau (Barcelona) | Fuente: Catalunya.com

Hay varios itinerarios para caminar en las riberas del pantano de Sau desde Roda de Ter. No tienen ninguna dificultad y están bien señalizados. Para cambiar de panorama también están los distintos itinerarios de las faltas de Collsacabra.

Nosotros hicimos una combinación de dos itinerarios: el de ribera en el pantano de Sau y el de sierra en L'Esquirol.

De Roda sale el camino que escogimos a la ermita de San Sebastián, que asciende suavemente a unos pastos y alguna granja. Se desciende de nuevo al pantano por un borde rocoso y se regresa al punto de origen  en unas tres horas y poco más de 11 km.

Hay varios y buenos lugares en donde pernoctar con la furgoneta. Buscamos a propósito la oscuridad plena y la encontramos en la ribera norte del pantano, a pocos metros de la ermita de San Salvador de Códol. Hay que prever una noche fría que en esta ocasión llegó a -0,5º pero que con un buen edredón se lleva muy bien.


La segunda ruta, algo más larga que la del sábado, nos llevó desde el pueblo de L'Esquirol, a 10 km, de Roda, hasta Cantonigrós sobre un acantilado de la sierra. Esta ruta circular de unos 10 km. permite visitar la Foradada, un recogido lugar en el que se precipita la Riera de les Gorgues en una cascada de 20 metros. El regreso, menos interesante, puede hacerse por el antiguo Camino real de Vic. 

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jueves, 9 de junio de 2016

De vuelta


Hoy me he despertado de vuelta a la vida normal.

Cuando dejo de caminar, como de pedalear sobre la bicicleta, llega este día de cambio, de desconcierto.

Parece ser que el viaje ha terminado. Un reto que se ha conseguido y habría que celebrarlo. Pero, en realidad, yo no veo una línea en el suelo que diga "meta".



Siento tan sólo una suspensión, un tiempo de descanso, y al levantar la mirada del suelo trato de imaginar hasta donde llegaré la próxima vez.

Hoy toca volver a los días confortables. Regresar a la vida bien organizada y alejada de la intemperie de los caminos. Descanso para el cuerpo y alivio a la soledad de estas jornadas de junio.

Amor, familia y amigos. Ahí está de nuevo mi recompensa.

Vamos ahora a "andar" la vida.




lunes, 30 de mayo de 2016

Guías azules



Ya me he acostumbrado a ir sin mapa de papel en la mano. Descargo en el móvil los tramos que necesito y el teléfono es capaz de mostrarme  la zona por la que transito sin tener siquiera conexión, ni de datos ni de internet.

Pero en realidad no es esta novedad lo que me ha hecho dejar el plano de papel en casa. Es ese punto azul que parpadea en la pantalla y que me dice en donde estoy. En realidad, mirar una y otra vez el mapa de papel era una indagación sobre en dónde podrías encontrarte. Sin este dadto de nada podía hacerse sobre la dirección a tomar.

Así que con mi pequenho punto azul que parpadea sigo mi rumbo hacia el oeste por la costa de Portugal. Pero mi confianza no es completa. Otro azul, el mar, acota mi camino y la Ría Formosa con sus mil brazos en torno a Faro hace sus propios trazos sobre la tierra. Si no vigilas el azul del agua termina por cerrarte el paso y darte la vuelta.

Trato de dejar el azul del agua siempre a mi izquierda, al sur, Agua azul al sur y marca azul en la pantalla que enciendo sobre mi mano.









lunes, 23 de mayo de 2016

De nuevo en camino. Península.

Vuelvo a las andadas, nunca mejor dicho :-)

En dos días regreso al sur. Retomaré en Ayamonte la ruta hasta el Cabo de San Vicente que dejé atascada el año pasado por una lesión en el pié. Confío en haber aprendido de los errores de entonces.

¿He hecho los deberes? Creo que si.

Lo primero fue jubilar a mis viejas botas que llevaban ya un montón de viajes y comprar otras que he ablandado con paciencia desde el verano pasado.


Además, este año he entrenado a conciencia: Han sido 41 sesiones desde que volví de México a principios de febrero. Desde inicios de marzo abandoné la bici y tan solo he caminado. Habré entrenado en este tiempo unas 70 horas y recorrido más de 350 kilómetros. En mayo añadí a mis entrenos los palos nórdicos y la mochila en lastre de 5 kilos. Predominantemente subiendo y bajando de la sierra cercana a casa.

También he mejorado mi equipo con una nueva mochila con adaptación a mi espalda y he suprimido el equipo de acampada a excepción de un saco de dormir ligero.


Mi hoja de ruta tiene ahora etapas menos ambiciosas y un comienzo más moderado en las distancias a recorrer. Ya tengo afinadas mis primeras noches, entre albergues de juventud portugueses, acogedores y económicos,  y la hospitalidad de mis amigos de couchsurfing en Olhao, Faro y Loulé.  

Vuelvo confiado a Península, mi gran viaje de pequeños pasos.  Me parece que esta es la undécima vez que me pongo en camino para intentar recorrer el contorno de la península en la que vivo.  Pura geografía.    
 

Los días son largos en mayo y un aire limpio invade los caminos. Las mañanas caminando junto al mar se hacen tibias y azules. Es hora ya de encontrarme de nuevo en Portugal, entre portugueses calmados y pacientes. 

Estoy preparado para saborear sus secretos.

lunes, 26 de julio de 2010

Extremadura

Hace unos días eché mano de mi mapa Michelin uno un millón de Espanha-Portugal para trazar las rutas posibles de un viaje. Al menos dos alternativas que ofrecer a mi hija Carmen que con su chico, Manu, se irán en unos días desde Madrid camino del oeste hasta el océano al que siempre está mirando Portugal.


Ese viaje de los chicos me gusta por varios motivos: porque son una pareja joven y feliz que viaja por su cuenta, porque han elegido por destino ese país de cara y sentimiento que tanto me emociona y porque van en un Golf antiguo que es la segunda mejor manera de recorrer la península, después de ir caminando, claro está.

Pero con todo, lo que me empuja a escribir, a buscar fotos y a entrecerrar los ojos es que recorrerán Extremadura. La costa de Aveiro es un buen destino, pero esa región española inmensa es el ingrediente principal del viaje.

Tan hermosa que cuesta elegir una sola ruta. Yo he probado a hacerlo hoy con dos entre tantas: la que entrando desde Ávila por el puerto de Tornavacas desciende atravesando a trechos el río Jerte hasta Plasencia, la vieja ciudad de noches silenciosas y milenarias. Bordear luego el pantano buscando las laderas secas de Las Hurdes y la Sierra de Gata para perseguir el final de cualquier día en la quietud de Penamacor ya en Portugal.

La otra ruta transcurre por la ladera sur de Gredos, por la Vera, hasta llegar a Malpartida y el hundido verde del Tajo en Monfragüe. Luego el calor intenso de los Baldíos hasta alcanzar la atalaya portuguesa de Marvao.

Qué difícil elegir! Días largos de pisar la tierra entre los restos de las cosechas, de contemplar los ríos interminables y respirar el aire caliente a la sombra naranja del descanso de los alcornoques

jueves, 1 de julio de 2010

Caminantes

Supongamos un viaje en avión a un lugar lejano. Por ejemplo a India. Te pasas el vuelo mirando una pequeña pantalla que tienes a un palmo de tus ojos en el respaldo del asiento de delante. La figura de un avioncito, y su trazo sobre un mapa como si fuera su estela, te va informando de que sobrevuelas Rumanía rumbo al Mar Negro; más tarde, la línea roja roza el norte de Irán hasta adentrarse en el dibujo azulado de Afganistán, mientras no dejas de pensar en las refriegas que se suceden a treinta mil pies más abajo. Al llegar a Paquistán la escala del mapa se amplia para aproximarse al destino. La verdad es que viajando así hay poca diferencia con pasar el dedo por la superficie de un globo terráqueo con luz de los que iluminan el atardecer de las habitaciones de los críos. Un largo recorrido para un corto viaje.


Por el contrario, si te echas a caminar cualquier día de buena mañana sin tomar exacta cuenta de las distancias, si das cobijo en tu mochila a lo imprescindible y no pierdes ligereza para subir y bajar senderos y si, en fin, caminas constante dejando que sean tus sentidos quienes vayan abriendo la marcha, entonces sí que haces un largo viaje aunque el mapa diga que el recorrido es corto.

El sábado salimos a pié de Palamós, en la zona más abrupta de la Costa Brava gerundense, rumbo a Bagur que está a unos 25 kilómetros al norte. En nuestro equipaje tan solo una tienda ligera, nuestros sacos, un refrigerio y agua.  


Ocho horas después, las mismas que hay en avión de Zúrich a Delhi, montamos nuestra tienda en un rincón de arena entre las rocas en un borde de la rada de Tamariu, a casi veinte kilómetros de la partida. Antes de dormirme repasé el camino recorrido, guardé en orden los olores, me aseguré de que quedaban en su sitio las imágenes y, en ese último momento del día, me acordé de mi amigo Juan González.

Juan me enseñó a diferenciar las cañadas de los cordeles y las veredas como haría cualquier pastor de la trashumancia. Me nombró las muchas palabras con las que se da nombre a los caminos de tránsito ganadero, como traviesas, azagadores, galianas, carredadas, ramales y algunas otras.

Con días así es como se va haciendo un caminante.

sábado, 13 de marzo de 2010

Una ruta posible






















Algunos mapas son mejores que otros. Hay en donde elegir en la red.