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domingo, 2 de junio de 2013

Driouch a Guercif


Hoy, viernes, es la octava y ultima etapa de mi periplo por el Rif.


 He hecho bien en tomar descanso ayer porque hoy me esperaba la mas larga de las jornadas. No solo son 110 kilómetros por delante. Sino que los últimos 50 no admiten desfallecimientos ni paradas porgue se trata de un desierto inhabitado.

En Ain Zohra con mi madre. 1955
Y como es que me he metido en este paraje perdido? La razón se llama Ain Zohra. Esta es una aldea en altitud a la que mis padres acudían en verano para hacer mas llevaderos los sofocos del calor en la llanura del Kert.

He alcanzado la aldea antes del mediodía y tras almorzar una montana de huevos duros con aceite he buscado, entre las ruinas del viejo cuartel español, alguna casa que se pareciera a la de esta foto que se conserva en casa de mi madre y que, probablemente, recoja la que fue en este remoto lugar mi primera gran vacación veraniega.

Si esta la casa no es posible reconocerla. A cambio de un encuentro frio con las piedras he tenido la hospitalidad de las gentes que habitan las ultimas moradas en pie.  Acepte entrar en la casa y someterme a mil y una preguntas mientras se hacia lentamente el te y la torta.


La ventaja de salir poco después de las siete quedo diluida en aquella curiosa compañía y a la una, lleno de animo, enfilaba el puerto de la jornada para abandonar el Rif. Quedaban 60 kilómetros por delante.

Un puerto seco; desolado y al tiempo tan hermoso que hubiera dejado allí lágrimas si no fuera que llevan sal y la necesitaba. Me detuve rodeado de piedras y cabras batiendo las laderas en busca del pastor. Nos saludamos y seguí mi camino conmovido

Luego todo fue pedaleo incesante y desierto. Agotador.



A las 17,30, once horas después de mi partida de Driouch, llegaba a Guercif, el final de mi etapa rifeña de 620 kilómetros.

Tengo una cita con mi hermano en Marraquech, el 6 de junio, para rodar juntos por el Atlas algunos días. Para ir hasta allí tenia varias opciones y he desechado, creo que con buen sentido, descender de Guercif a través del valle que conduce a Missour, en las laderas del Atlas Medio. Muy largo, empinado y sin ciudades para pernoctar.

A cambio, he decidido descender hasta Casablanca en tren, luego en bus hasta la costa y recorrer el camino de Safi a Esaouira.



jueves, 30 de mayo de 2013

Annual a Driouch,

Sin hotel y tentado de montar mi tienda en Annual fue Mansour ,el panadero de Krona, el que se hizo cargo de mi en la noche y me ofreció una casa cerrada en la que hoy he despertado tarde y no del todo descansado.

Debería hacer hoy un día de descanso pero he preferido canjearlo por hacer media etapa, ampliar mis horas de descanso y no perder ritmo ni habito de pedaleo. Por eso hoy solo he hecho un puerto para salir del cerco de las montanas que rodean Annual y caer sobre la llanura del río Kert.

Hoy es jueves y por tanto hay zoco en Temsamane. Eso significa que todos los comerciantes de la zona, grandes y pequeños, están de mercado y mantienen sus tiendas cerradas. He tenido que echar mano de todas mis reservas de provisiones hasta que en Ben Taieb, alejada del zoco, me ha abierto las puertas de un gran desayuno.


He rodado luego rápido hacia Driouch. capital de provincia y centro del llano. Hoy dormiré aquí como en los días de aquel mi primer mayo de vida en 1954.

Hace veinte anos volví a este pueblo viajando en un coche de alquiler desde Melilla y, como me ha sucedido hoy, un misterioso radar me ha llevado de nuevo hasta la casa en la que vivía con mis padres.

Allí sigue la nieta de la buganvilla que aparece en las fotos de entonces y el sol agranda el pequeño jardín en el que mi madre me daba ratos de amor y de aire de Rif, tan bueno.