Travesía desde Sanlúcar
de Barrameda, en Cádiz, hasta Porto Covo, en Portugal
Mayo de 2015 y junio de 2016
Esta travesía se planeó para levarla
a cabo en la primavera de 2015. Una inoportuna lesión en el pie obligó a
cancelarla después de la quinta etapa, recién cruzado el Guadiana.
En mayo de 2016 se retomó la
travesía en Vila Real de San Antonio y tras trece etapas puedo alcanzarse el
Cabo de San Vicente y ascender por la costa hasta Porto Covo, cerca de Sines.
La climatología fue muy buena en
2015, del 7 al 11 de mayo, con temperaturas muy agradables, entre 14 y 19
grados, y una exposición al sol moderada. Por el contrario, en la sesión de
2016 que comenzó 20 días más tarde que la anterior, las temperaturas fueron
superiores, con calor sin llegar a ser asfixiante y con una fuerte exposición
al sol de la que fue necesario mantenerse protegido. Las temperaturas diurnas
oscilaron entre 20 y 28 grados. Cielos despejados, viento moderado del oeste y
ausencia completa de lluvia.
Se emplearon dieciocho jornadas
(5 en 2015) de aproximadamente entre 7 y 8 horas de caminata, que comenzaban de
ordinario a las 9, o algo antes, y terminaban entre las 4:30 y las 5:30, con un
buen margen de luz solar por delante. Se emplearon al menos 16 horas de
descanso cada día.
Se recorrieron un total
aproximado de 447 kilómetros y se invirtieron 121 horas que incluyen las
paradas y descansos en ruta. Estrictamente caminando fueron aproximadamente 99
horas. Aunque cinco etapas pasaron de los 30 kilómetros, lo más común fueron
distancias diarias de 20 a 25 km. La dificultad es baja tanto por la orografía
como por la orientación. No hay altitud ninguna salvo ligeras colinas al entrar
en Alentejo. En numerosas ocasiones hay que cruzar cursos de agua de marismas,
rías y ríos. Así como en 2015 se recorrieron algunos extensos arenales, en la
ruta de 2016 se procuró hacer lo menos posible. La dependencia de la marea y el
trabajo adicional de la arena blanda y los planos inclinados desaconsejan este
terreno en las largas travesías.
El equipo, como siempre, fue
muy ligero e incluía mochila, y algo de alimento y agua para el día. La cena se
realizó en los pueblos de paso o, menos veces, en las cocinas de los albergues.
La temperatura no es del todo alta y el terreno no es exigente por lo que el
consumo de agua fue muy bajo en casi todas las etapas.
No hay señalización ninguna. En
la costa del Algarve hay una Ecovía bien marcada de extremo a extremo, pero que
al estar pensada para bicicletas en ocasiones se aleja del camino más recto.
Fue de gran utilidad la descarga de mapas de la zona de google sin conexión y
el posicionamiento del gps del teléfono móvil. También se utilizó las
propuestas de google maps sobre itinerarios más convenientes a pie. Con todo,
la zona es en general de muy fácil orientación.
Un detalle del recorrido así
como valiosas direcciones para el alojamiento estan contenidas en las hojas de
ruta (2015 y 2016) que se acompaña al final de estass notas.
La protección
del cuerpo se basó en estas SIETE medidas (sesión de 2016):
Un buen entrenamiento previo
(unos 250 km) durante los tres meses anteriores. Desde una hora por sesión 2
veces por semana creciendo hasta 3 por sesión, con mochila en lastre, durante
cuatro días por semana (20 días previos a la salida). Incorporar en el recorrido palos
nórdicos, subidas y bajadas.
Las botas se adaptaron al pie con
antelación y durante al entreno. Tenían 300 km cuando se inició la travesía en 2016
El equipo general incluyó una
mochila muy ligera, buena sujeción a la cadera y espalda con alta ventilación.
Pesaba unos 6 kl. para 93 kl. del caminante. Los palos nórdicos fueron de gran
ayuda porque rebajan la presión en los pies, impulsan y estabilizan el cuerpo.
Se utilizaron calcetines
cortos sin costuras. Antes de iniciar la jornada se untaban todos los dedos con
vaselina y la conexión de los dedos con la parte de apoyo del pie. Ducha al
final del día, chanclas para airear durante las horas de descanso y talco para
resecar los pies.
En las botas se omitieron los
penúltimos ojales y se ataron sin apretar de modo que pudieran llegarse a salir
las botas sin abrir los cordones. Esta medida aseguró un movimiento natural y
libre de los esforzados tendones del pie.
La jornada se empezaba a ritmo
suave. Se mantenía el rigor de los descansos de 5 minutos cada hora y sin tomar
asiento. Se hacían uno o dos descansos más largos para las comidas ligeras de
unos 15 minutos.
Casi toda la piel se llevó
tapada. Pantalones largos, camisa de manga larga, sombrero, crema solar en la
cara, guantes de ciclismo sin dedos y gafas de sol.
Hojas de Ruta
2015
2016