La mayor parte del tiempo transito por caminos vacíos.
Es verdad que en algunas playas o en pequenhos pueblos costeros se agitan los primeros turistas de la temporada pero en tantos kilómetros puede decirse que no hay nadie.
Todo el ruido sale de mis pasos: el golpe ritmico de mis palos contra el suelo, la caída suave de mis botas a cada paso y el aire silencioso que choca con mis orejas.
Afuera, es el silencio el que me guarda. El que se queda cuando ya me pierdo en un recodo