viernes, 12 de diciembre de 2014

Mi primer vistazo a la Boca


Empezando con la carne en Argentina acompañando a estos camioneros bajo el gran puente de Avellaneda.





Dedicada a mi hijo Jaime


El Río de la Plata

Dejé de insistir desde el principio en llamar Mar al agua a la que se asoma Buenos Aires.

En Europa llamamos mar a cualquier recodo apenas mayor que un golfo: Cantábrico, Alborán, Tirreno, etc. En cambio aquí no se andan con pequeñeces y solo atienden a cosas grandes y claras.

Así que por mucho que siempre haya creído, en mi crecida ignorancia, que este gran entrante de la costa de América del Sur era el Océano Atlántico me he persuadido de que el mar no llega hasta aquí, queda lejos.

Resulta que Buenos Aires es la ribera sur del Río de la Plata, cuando el Paraná y el Uruguay se echan a caminar juntos.

¡No ves que el agua es marrón del fango?? Es lo que me dicen. Y añaden tan serenos: El mar empieza cuando el agua se ve azul.




Esta es una vista Oeste a Este. B. A. está en la gran mancha estrellada y blanca a la derecha nada mas empezar el río
Con todo he hecho una investigación por mi cuenta y he rodado por la Costanera norte, la Reserva Ecológica, el Parque de los Niños, la zona del Aeroparque y, ayer La Boca, entre el tremendo lío de tráfico.

Es cierto. Tanta agua es un río enorme y marrón.

Costanera Norte. Buenos Aires



martes, 9 de diciembre de 2014

Rodando y lluvia en la casa


Hay emociones que llegan tan urgentes que no hay más tiempo que para dejarlas que se asienten.
Creo que es el idioma. El verbal y el no verbal. Por ser el español compartido te permite entenderlo todo, captar en vivo cada conversación y percibir cada gesto y esa es demasiada información como para procesarla en días de diario.
Por eso ahí van estos vídeos.....mudos.


jueves, 4 de diciembre de 2014

Buenos Aires bajo los árboles


Aeroparque. Río de la Plata.
No sé a dónde prestar atención en esta ciudad que no me ha oído llegar. Así que ando mañanero y sigiloso caminando con cuidado por las calles. Voy dejando la cola rincones que me guiñan al paso pero son tantos que tengo que dejarlos para otro rato.

Calle Grecia. Núñez. B.A.
Ayer en mi primera exploración me contenté con deslumbrarme con los árboles. Enormes y refulgentes.

Te quedas pensando, cuando sus ramas lo sepultan todo, que estos gigantes deben sentirse felices en esta ciudad como para haber escalado hacia el cielo. Atentos a ensombrecer las calles para el verano que se aproxima.

Parece que los porteños se hicieron desde chicos a que las quimas rozaran sus ventanas haciendo verde brillante la primera mirada del día. Lo mismo que dejaron de inquietarse cuando en las tempestades las ramas azotan con furia los cristales.


Plaza San Martín. Retiro. B.A.