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lunes, 28 de marzo de 2022

Valentina. P.R. 10. Belchite y Fuendetodos

La comarca del Campo de Belchite está entre las provincias de Zaragoza y Teruel. Encierra una serie de parajes de gran interés. Desde las zonas más esteparias hasta las de ribera cerca de la cuenca del río Aguasvivas y tiene 1.043 km2 de superficie.

Hay muchas rutas a pie en los alrededores y muchas de carácter circular. Por proponer una , merece la pena la que recorre el  tramos del río Aguasvivas entre las localidades de Almonacid de la Cuba a Belchite. Esta caminata de casi 9 km, en los que se emplea poco más de tres horas, es circular y alcanza a visitar el interesante Pozo de los Chorros.

Pero la motivación principal para una visita a la zona es el pasado de Belchite y el repaso de los acontecimientos que tuvieron lugar aquí en el verano de 1936 en un corto pero intenso enfrentamiento militar entre los dos bandos de la Guerra Civil española. 

El Ayuntamiento de la localidad organiza una visita guiada al Pueblo Viejo de Belchite que se encuentra en ruinas pero que permite rememorar los combates de aquellos días de agosto y las vicisitudes de la población civil para lograr sobrevivir. 

Hay varios horarios y aunque el precio es de 8 euros la visita es extensa y bien informada por los guías. 

El pueblo nuevo tiene también su interés. Construido tras la guerra y el abandono del pueblo viejo a partir de 1940 con el estilo característico de las regiones devastadas  dispone de todos los servicios.

Un fin de semana da tiempo para completar el viaje por la zona acercándose a Fuendetodos., a 44 km de Zaragoza y 19 de Belchite Este pueblo es conocido por ser la localidad de nacimiento de Francisco de Goya en 1746. En proceso de recuperación arquitectónica, la intervención en sus casas y calles ha conseguido un conjunto armonioso y ordenado.



El pueblo tiene el museo de la casa natal del pintor, el museo del grabado y la casa de Zuloaga, dedicada a exposiciones. Del pueblo parten multitud de senderos.

Hay buen aparcamiento para pernoctar tanto en Belchite, junto a la estrada de las ruinas, como en varios lugares discretos de Fuendetodos.


Sede de la Comarca del Campo de Belchite

c/Ronda Zaragoza s/n.50130 Belchite (Zaragoza)

976 830 186

Email: administración@campodebelchite.com












jueves, 12 de agosto de 2021

Camino del Norte

Para mí el viaje es una disposición solitaria al encuentro de lo ajeno, a la búsqueda paciente del reflejo de uno mismo en lo que me rodea. 

Los hallazgos aún se hacen más intensos si el desplazamiento es caminando. Paso a paso. Esos episodios, muchas veces largos en horas y agotadores de fuerzas, en los que sin embargo se recorre poca distancia, unos escasos 25 o 30 kilómetros.

Esta travesía ya concluida del proyecto península ya era la decimoctava caminata desde los inicios en 2009. Casi todas han sido en solitario pero en la más reciente casi han sido la mitad las jornadas que he compartido con otros.

Durante las semanas de preparación fui añadiendo a mis etapas, además de hitos de paso, características y alojamientos, deseos o pequeños objetivos de encuentro, fueran familiares o de amistad.

Santander, a mitad del recorrido, propiciaba toda clase de conexiones, de modo que otros caminantes se incorporaban con facilidad a mi ruta y se desprendían del trayecto a su conveniencia una vez cumplido el propósito.

Los primeros compañeros fueron mis hermanos Alberto y Pío. El primero, Cuérigo (Asturias 1962) es ya un compañero habitual, de tres etapas, en las travesías recientes. Animoso y positivo siempre es enriquecedor caminar con él. Pío, Tetuán 1959, es un caminante cotidiano en su ocio urbano y un avezado y competente andarín en las montañas asturianas. No costó convencerle de que se uniera a nosotros y, inevitablemente, abrió camino en la intrincada geografía vizcaína. Un fraternal y gran equipo.

Desde Bilbao a Santoña recuperé mi cadencia de caminante y el apacible ritmo del pensamiento unas veces sereno y otras bullicioso. 

Bajo la amenaza de la lluvia se incorporó al camino mi hija mayor, María, que ya me acompañó en el camino de sirga del Canal de Castilla. En muy buena forma María te mantiene alerta y más que entretenido con su animada conversación, proyectos, ensoñaciones y toda clase de utillaje de su amueblada cabeza. Discrepamos en la elección del alojamiento: yo empeñado en pernoctar en el concurrido albergue del Abuelo Peuto y ella en buscar un hotelito rural con encanto. Me salí con la mía por los pelos J

Batidos por el viento recorrimos los últimos kilómetros sobre los acantilados de Langre hasta alcanzar en la bruma el solitario embarcadero de Somo. Los caminantes alcanzaron a paso vivo el refugio de las nietas y la bonita casa de María.




El relevo de mi hija fue fruto de una iniciativa de algún tiempo atrás para sacar a un viejo amigo de las sombras del dolor, siquiera fuera por unas horas.

Mi nuevo compañero, Alfredo, se incorporó a la travesía en Santa Cruz de Bezana. Caminante cotidiano de paseos cortos se incorporó resuelto a una etapa bastante larga. Casi no sentí la distancia enfrascado en nuestra conversación que, por momentos, parecía una continuación de cualquiera de nuestras pláticas anteriores, en tantos años de compartir los despachos de Educación.

Me hubiera gustado seguir camino de Asturias con el amparo de su compañía pero, a pesar de la invitación a continuar de su mujer, Alfredo fiel a sus planes decidió volverse a casa.

A partir de Santillana mi caminar sigiloso discurrió en solitario por las pequeñas carreteras y caminos de los confines occidentales de Cantabria. Comillas, San Vicente, Unquera…

En un Albergue de La Franca compartí alojamiento con tres jóvenes y al día siguiente coincidí con una de ellas en desbrozar sinuosas y fatigosas sendas costeras hasta alcanzar Llanes.

Más adelante, terminé compartiendo etapas y alojamientos con dos jóvenes de Huelva animosos y llenos de energía que en algún tramo debieron dejarme atrás para que recuperara el aliento. Con todo, era una inspiración caminar con Cristina y Alex y ponerme al tanto de sus proyectos, tan extensos como para ocupar la larga vida que tienen por delante.

Cumplida la décimo octava etapa caminé un trecho al despuntar el día hacia La Laboral de Gijón, meta de mi empeño por esta primavera.

Ya puedo mirar el final cercano de mi aventura de caminar todo el perímetro de la Península Ibérica desde Port Bou a Irún. Apenas me quedan por delante dos travesías: la que continuará por el norte desde Gijón al cabo de Finisterre y la que cerrará el recorrido mediterráneo desde Gandía al cabo de Palos, en Murcia.

Confío en conservar la energía para emprender nuevas caminatas, aunque sea en proyectos más pequeños.



 




 


domingo, 20 de septiembre de 2020

Nuevamente Península

 Ahí vamos a la XVI singladura de este largo proyecto que empezó hace 10 años.

Reviso los primeros pasos en Portbou, una de las esquinas de España y encuentro un depósito de ánimo que, por suerte, no se ha secado. Estoy agradecido.

http://400dias.blogspot.com/2010/07/peninsula.html?m=1




Saliendo de Cadaqués 2010





sábado, 1 de junio de 2019

Canal de Castilla

Un viajero solitario siempre recibe parecidas preguntas de la gente en cada encuentro. Después de la respuesta a si tengo hijos añaden con cortesía: 

_Y ninguno se anima a viajar con usted?

_De momento no, les contesto. Están en otra época de la vida ocupados en resolver variados asuntos.

Así que me quedé sorprendido cuando mi hija mayor, María, mostró su interés en acompañarme en la anterior caminata desde Granada a Ronda. Al menos en una parte de la larga travesía.

Granada quedaba lejos del norte de España y la experiencia de caminar largas etapas y seguidas era nueva para ella. No me pareció una buena ocasión para iniciarse.



Parecía más oportuno hacer una prueba corta y cercana.

Es así como en el apacible mayo, tras una breve planificación y el repaso de un equipo ligero nos encaminamos con decisión a hacer un par de etapas del ramal norte del Canal de Castilla, al norte de la provincia de Palencia: desde Herrera de Pisuerga a Osorno y desde aquí a Frómista.

Admirable la determinación de mi hija mayor, una mujer de 37 años en buena forma física pero que no conocía las sensaciones de miles de pasos, más de 40.000, en una larga jornada que aún te coge caminando cuando hace 8 horas que te has puesto en marcha. Ni sabía de la persecución del sol que te sigue con ahínco en tierras como aquella de raras sombras. Tampoco el tiempo lento que te invita a asimilar lo que estás sintiendo. Al fin, el reto de la soledad permanente con los únicos encuentros, sonoros pero poco visibles, de pájaros y anfibios sorprendidos. 


Para mí las sensaciones eran buenas pero extrañas. Acostumbro a caminar en solitario, en silencio o canturreando, sintiendo mi cuerpo sobre el terreno y como la nada se apodera de mi cabeza hasta que mi pensamiento se hace líquido, distante y mínimo.

Y resulta que en esta primera ocasión que camino con una hija es el lazo progenitor el que hace que esté más cerca de duplicar mi caminar solitario que de la constancia de tener compañía ajena. 

Me recreé a menudo, con simplicidad, en una emotiva idea: Viajábamos como nómadas , sin destino cierto, en la expresión mínima de una tribu: Dos humanos, padre e hija, en busca de un grupo más numeroso en el que guarecerse. Quizás ha pasado esto mismo, miles de años atrás, antes de que nos hiciéramos sedentarios.

Claro que los dos días pegados al camino de sirga del canal han tenido multitud de anécdotas que se quedarán por algún tiempo en nuestro recuerdo hasta desvanecerse en la memoria. Pero he querido quedarme con estás pocas reflexiones a compartir entre padre e hija, novatos en caminar juntos y felices de hacerlo.



Para ver el recorrido picar en estos enlaces:

Relive de Herrera a Osorno

Relive de Osorno a Frómista

Para ver la guía del Canal de Castilla picar en este enlace:

Guía del Canal







lunes, 5 de junio de 2017

De nuevo en el camino

Vuelvo a las andadas, nunca mejor dicho :-)

En unos días regreso a Portugal a seguir caminando por su fachada atlántica desde el punto en que lo dejé el año pasado. Retomaré en Porto Covo, cerca de Sines, la ruta al norte que me lleve hasta Setúbal, Lisboa y Nazaré.

El año pasado ya pude hacer un buen trozo de "Península" , recorriendo todo el Algarve y doblando el Cabo San Vicente hacia el norte sin sufrir ningún contratiempo. Creo que aprendí de los errores de entonces (la travesía de 2015)

En realidad, aun en junio, debería estar rodando en mi bicicleta por Tanzania, descendiendo desde El Cairo a Ciudad del Cabo en la que iba a ser mi travesía más ambiciosa. La suerte fue que mis preparatorias revisiones médicas permitieron detectar un cáncer de pulmón antes de que me hubiera quedado hecho trizas en esas carreteras de África.

Pero aquí estoy de nuevo, tras meses de tratamiento, con todo eánimo para acometer una travesía más. Encima con la alegría de que las tres primeras etapas estaré acompañado de mi hermano Alberto. Una compañía perfecta.

Rodando en Atlas. 2013
Con todas las programaciones de hospital y aun así no he descuidado mi entrenamiento. He caminado casi a diario desde mediados de abril aunque más moderadamente que otros años. He reducido algo el peso de mi mochila, hasta los .850 gramos, y por prudencia reduciré las etapas tanto como sea necesario. Mas que nunca voy a disfrutar!!

Este es mi plan:


Mi hoja de ruta tiene ahora etapas menos ambiciosas y un comienzo más moderado en las distancias a recorrer. Ya tengo afinadas mis primeras noches, entre albergues de juventud portugueses, acogedores y económicos, y las literas de los guest house que proliferan en el litoral portugués.

Vuelvo confiado a Península, mi gran viaje de pequeños pasos.  Esta es la duodécima vez que me pongo en camino para intentar recorrer el contorno de la península en la que vivo.  Pura geografía.  


Los días son muy largos en junio y un aire limpio y caliente invade los caminos. Las mañanas caminando junto al mar se harán tibias y azules. Es hora ya de encontrarme de nuevo en Portugal, entre portugueses, tan calmados y pacientes. 

Estoy preparado.

jueves, 9 de junio de 2016

De vuelta


Hoy me he despertado de vuelta a la vida normal.

Cuando dejo de caminar, como de pedalear sobre la bicicleta, llega este día de cambio, de desconcierto.

Parece ser que el viaje ha terminado. Un reto que se ha conseguido y habría que celebrarlo. Pero, en realidad, yo no veo una línea en el suelo que diga "meta".



Siento tan sólo una suspensión, un tiempo de descanso, y al levantar la mirada del suelo trato de imaginar hasta donde llegaré la próxima vez.

Hoy toca volver a los días confortables. Regresar a la vida bien organizada y alejada de la intemperie de los caminos. Descanso para el cuerpo y alivio a la soledad de estas jornadas de junio.

Amor, familia y amigos. Ahí está de nuevo mi recompensa.

Vamos ahora a "andar" la vida.




martes, 7 de junio de 2016

Etapas largas

Llamó así a las jornadas en las que camino más de 30 kilómetros. Para mi son "etapas reina",  en homenaje a los días duros de los ciclistas de ruta.

En esta sesión portuguesa de Península, para doblar al fin el Cabo de San Vicente,  he hecho dos de estas etapas. Una el sábado desde Raposeira a Arrifane de 35 km y otra ayer de Ocedeixe a Almograves de 32 km. En los días días hacía calor, aunque moderado

Hay que pensárselo bien antes de lanzarse a esas distancias. Las cuatro reglas adicionales de mi preparación que sigo para estos casos son:

Preparar la tarde anterior tres raciones de espaguetis con carne y tomate. Una para cena, otra para desayuno y la última para el camino.

Empezar y terminar la jornada lo antes posible e intentar no sobrepasar las 8 horas en ruta.

Ser riguroso en los descansos. 5 minutos cada hora, sin sentarse, y dos descansos intermedios mayores de 20 minutos para comer y 20 para el café+cocacola de la sexta hora.

Mantener en todo momento la concentración y alimentarla de estímulos positivos.

Tantas horas caminando sólo dan para mucho. A veces me crezco y pienso en alcanzar el hito de los 40 km pero al siguiente rato me entretengo quitándome tan peregrinas ideas de la cabeza.

Quien sabe!

jueves, 2 de junio de 2016

Me guarda el silencio


La mayor parte del tiempo transito por caminos vacíos.

Es verdad que en algunas playas o en pequenhos pueblos costeros se agitan los primeros turistas de la temporada pero en tantos kilómetros puede decirse que no hay nadie.


Todo el ruido sale de mis pasos: el golpe ritmico de mis palos contra el suelo, la caída suave de mis botas a cada paso y el aire silencioso que choca con mis orejas.

Afuera, es el silencio el que me guarda. El que se queda cuando ya me pierdo en un recodo



lunes, 30 de mayo de 2016

Guías azules



Ya me he acostumbrado a ir sin mapa de papel en la mano. Descargo en el móvil los tramos que necesito y el teléfono es capaz de mostrarme  la zona por la que transito sin tener siquiera conexión, ni de datos ni de internet.

Pero en realidad no es esta novedad lo que me ha hecho dejar el plano de papel en casa. Es ese punto azul que parpadea en la pantalla y que me dice en donde estoy. En realidad, mirar una y otra vez el mapa de papel era una indagación sobre en dónde podrías encontrarte. Sin este dadto de nada podía hacerse sobre la dirección a tomar.

Así que con mi pequenho punto azul que parpadea sigo mi rumbo hacia el oeste por la costa de Portugal. Pero mi confianza no es completa. Otro azul, el mar, acota mi camino y la Ría Formosa con sus mil brazos en torno a Faro hace sus propios trazos sobre la tierra. Si no vigilas el azul del agua termina por cerrarte el paso y darte la vuelta.

Trato de dejar el azul del agua siempre a mi izquierda, al sur, Agua azul al sur y marca azul en la pantalla que enciendo sobre mi mano.









lunes, 23 de mayo de 2016

De nuevo en camino. Península.

Vuelvo a las andadas, nunca mejor dicho :-)

En dos días regreso al sur. Retomaré en Ayamonte la ruta hasta el Cabo de San Vicente que dejé atascada el año pasado por una lesión en el pié. Confío en haber aprendido de los errores de entonces.

¿He hecho los deberes? Creo que si.

Lo primero fue jubilar a mis viejas botas que llevaban ya un montón de viajes y comprar otras que he ablandado con paciencia desde el verano pasado.


Además, este año he entrenado a conciencia: Han sido 41 sesiones desde que volví de México a principios de febrero. Desde inicios de marzo abandoné la bici y tan solo he caminado. Habré entrenado en este tiempo unas 70 horas y recorrido más de 350 kilómetros. En mayo añadí a mis entrenos los palos nórdicos y la mochila en lastre de 5 kilos. Predominantemente subiendo y bajando de la sierra cercana a casa.

También he mejorado mi equipo con una nueva mochila con adaptación a mi espalda y he suprimido el equipo de acampada a excepción de un saco de dormir ligero.


Mi hoja de ruta tiene ahora etapas menos ambiciosas y un comienzo más moderado en las distancias a recorrer. Ya tengo afinadas mis primeras noches, entre albergues de juventud portugueses, acogedores y económicos,  y la hospitalidad de mis amigos de couchsurfing en Olhao, Faro y Loulé.  

Vuelvo confiado a Península, mi gran viaje de pequeños pasos.  Me parece que esta es la undécima vez que me pongo en camino para intentar recorrer el contorno de la península en la que vivo.  Pura geografía.    
 

Los días son largos en mayo y un aire limpio invade los caminos. Las mañanas caminando junto al mar se hacen tibias y azules. Es hora ya de encontrarme de nuevo en Portugal, entre portugueses calmados y pacientes. 

Estoy preparado para saborear sus secretos.