miércoles, 1 de diciembre de 2010

Discontinuo


La instalación en la rutina de mi vida organizada alrededor del trabajo se parece a los periodos de estancia en tierra que tienen los marinos antes de embarcarse de nuevo. Provisional y pasajero.

Cuando salgo de aquí, viajando, el paisaje en continuo movimiento estimula mi vida de tal manera que apenas doy abasto para mirar, oír, sentir, entender…

Ahora cuando el paisaje es invariable, en tierra, mitigo la monotonía buscando el queso del conocimiento como un ratón hambriento: leo.

Leo sin continuidad. Trozos de textos y palabras intercambiables que encuentro en los libros, en los periódicos, en la radio, en la red. Sigo peripecias de viajes ajenos, emociones y recuerdos evocados por otros, pasajes clásicos de poetas muertos, hallazgos científicos en sus primeros titubeos, pequeños ensayos, cosas así.

                                               El Interventor tomando el té en el Rif. 1954
Por momentos, esta manera discontinua y diversa de observar quieto el mundo parece un truco mágico para que todo parezca en movimiento.