martes, 28 de mayo de 2013

Cala Iris a Alhucemas



Ni un alma al amanecer. Solo el ciclista que se apura en recoger sus cosas. Recorro a pie el camino hasta el puerto de cara al sol naciente.



Empujo poco convencido en ayunas y mi venganza se consuma con dos desayunos en ruta, el segundo con huevos fritos, aceitunas y aceite para untar.

El paisaje y la carretera son hoy perfectos. Ondulados como los campos del Alentejo en Portugal.


Los restos de la antigua carretera aparecen a trechos abandonados sin mas compañía que los eucaliptos desmelenados.

Esta zona del Rif es mas rica y mas poblada. Alcanzo la N2 que llegq directq desde Tetuan t al poco el azul de la bahia de Alhucemas se apodera del paisaje.

Encaramada donde solía, a plomo sobre la ensenada del Quemado, la vieja Villa Sanjurjo me recibe de nuevo casi veinte anos después de mi ultima visita,