viernes, 7 de diciembre de 2012

Horno


Hasta cuando hago travesías a pie termino por averiguar en dónde para el cementerio del pueblo y, si es caso, lo visito durante un buen rato. De hecho me se un buen número de trucos sobre dónde se guardan las llaves, cerca de la puerta,  para el uso reservado de los habituales.

En Camboya, buscando rastros como un perro,  me he pasado semanas atento a la proximidad de un entierro para indagar algo más sobre como despiden aquí a la vida. Sin éxito ninguno.

Y esta mañana, inesperadamente, me he sentido atraído por una puntiaguda torreta parecida a una chimenea, que se veía desde la carretera, en la parte trasera de un templo budista. 
Desde lejos parecía un edificio auxiliar. 

Me he aproximado para retratar la sombra de la aguja entre tantas nubes y tan blancas y al acercarme aún más he visto la boca de un horno crematorio.

El espacio parecía una casa limpia y vacía. Había dos raíles en el suelo por el que se deslizaba una camilla metálica con un fondo de rejilla. 

La doble puerta de hierro daba  acceso a un horno de ladrillo refractario y a una trampilla en el suelo, bajo el espacio de la camilla, por donde caían las cenizas.














Ahora ya sé que en mis largos paseos en bici he de estar atento a las columnas aisladas de humo y a las chimeneas.

También he buscado alguna información más sobre la cremación y aquí hay tantas corrientes religiosas y culturales que los ritos y creencias son muy diversos. Y también formas y momentos para el funeral muy diferentes: Por ejemplo al rey Sihanouk, muerto a mediados de octubre pasado en Pekin, no será incinerado hasta el mes de febrero próximo.

He aquí unas notas breves sobre el rito funerario budista: 
http://enmemoria.lavanguardia.com/cultura-funeraria/ritos-funerarios/ritos-funerarios-de-la-religion-budista.html