domingo, 20 de diciembre de 2020

Valentina G.R. 3 Alpujarras. Granada y Almería


Este de diciembre ha sido el primer viaje en solitario con mi furgoneta Valentina. Un nómada invernal. Ha sido al SUR, no podía haber sido de otra manera. Allí siempre se es bien recibido.

Aquí sigue la crónica de esos días. Tan solo un cúmulo de detalles para compartir el viaje. 

jueves, 26 de noviembre de 2020

Valentina P.R. 5. Sierra de Guara. Huesca

 A mediados de noviembre aún es tiempo para hacer caminatas por el monte y dormir en Valentina a una temperatura llevadera.


Fuente la Tamara en el Río Alcanadre

No hay duda de que este otoño 2020 las escapadas aún saben mejor aunque, como en este caso, el marco fuera un viaje de trabajo inaplazable.

El recorrido ha sido Barcelona-Sopeira (ya en el norte de Huesca), Alquézar, Bierge y Morrano. Regreso a Barcelona hasta completar 700 km.

La distancia es grande hasta llegar a Sopeira, 322 km, pero una vez allí todo está a mano: 113 hasta Alquézar y poco más de 50 km ya sobre el terreno de Guara. Las comunicaciones son buenas tanto para hacer los recorridos largos, con distintas autovías, como para circular despacio por pequeñas carreteras estrechas e intransitadas pero de buen firme.

Peña Falconera al fondo en la ruta S1

La Sierra de Guara está vacía fuera del tiempo de verano. Verdaderamente solitaria. No encontramos a nadie a excepción de conejos, cabras y muchas aves grandes y pequeñas. En torno a los farallones de la Peña Falconera hay multitud de buitres en donde hace 40 años casi habían desaparecido

En  la red hay mucha y buena información sobre el Parque Natural de la Sierra de Guara.


Para quienes nos gusta caminar hay hasta 15 rutas muy bien señalizadas de las que nosotros abordamos, en esta, ocasión las dos primeras 1 y 2 y el enlace entre ellas: la S1 Fuente de la Tamara en torno al río Alcanadre y la S2 Pacos de Morrano y Peña Falconera. También es destacable la ruta circular pero ampliable de Alquézar en torno al río Vero. En total unos 40 km. en tres caminatas.


En el mapa se puede observar en rojo el recorrido de llegada y salida en la furgoneta y en azul las rutas a pie. 

Las altitudes son moderadas, entre los 500 de Bierge y los 650 de Alquéizar. A pesar de estar a mediados de noviembre el clima fue agradable. Temperaturas diurnas que alcanzaban los 19/20 grados aunque lentamente durante las mañanas y noches templadas en las que no se llegó a bajar de 8/9 grados. Atención a que anochece pronto y la bajada de temperaturas es rápida. Sin duda se impone llevar a bordo buenas lecturas. En nuestro caso la iluminación de camping gas fue suficiente para proporcionarnos una velada cálida.



Las tres noches que cenamos y dormimos en la furgoneta se pasaron bien. Parte del mérito fueron los nuevos colchones y un edredón consistente. En Alquézar se duerme en la calle de acceso con hermosas vistas y sin que nadie moleste. En Bierge hay un aparcamiento moderno e iluminado sin excesos que resulta muy apacible para pasar la noche. Hay en las inmediaciones un parque infantil y una fuente providencial.



Es necesario prestar atención a la alimentación porque escasean las tiendas de víveres. Incluso los pequeños comercios de apaños están cerrados en esta época. El consejo es aprovisionarse en Barbastro, puerta de acceso al extremo sureste de Guara.

Pantano de Sopeira


Calles de Alquéizar


Pasarelas del Río Vero en Alquéizar



Cabras silvestres en el Río Alcanadre









martes, 20 de octubre de 2020

Acogida en Atacama



Viajo así, en bicicleta, sin mucho sentido, impulsado tan solo por el ansia de aprovechar la vida. Y son tantas las veces que me preguntan el porqué que me dedico al juego de dar una explicación distinta cada vez. Seguramente ninguna vale por si sola y son todas a la vez las que me empujan.

Pero hay un motivo a destacar: Tratar con las personas que encuentro en la ruta. Siempre es una sorpresa, un encuentro inesperado el que me llena de energía para seguir pedaleando en los días largos de carretera.

Esta travesía empezaba en San Pedro de Atacama en 2019 y allí llegué un día del mes de septiembre con mi bici recuperada del un retraso aéreo de equipaje. Había reservado dos meses atrás un hostal llamado "La Casa de Mathilde" pero la tardanza en poder recoger mi bici fue postergando la reserva  y finalmente, para cuando pude confirmar el día,  ya no había lugar para mí. Con todo desde el teléfono del hostal me dijeron: usted venga!

Y fui. De las dos noches planeadas solo había cama para la segunda. Insistí con José cuando me recibió en que disponía de equipo de acampada y que me apañaría en cualquier lugar que me dejara. Con pesar me ofreció un cuarto de bodega limpio y allí tendí mis cosas para pasar la noche.

De premio a mi adaptación fui invitado a la comida familiar. Y compartí un tiempo maravillosos con la familia al completo. Comimos, conversamos, reímos y probé el terremoto, un fuerte licor de Atacama, en la sobremesa. Valentina, la hija menor de José y Matilde anunció que, de nuevo, volvería a caminar al amanecer del día siguiente. Matilde llevaba tiempo sin salir de la casa, entristecida y desanimada por su grave enfermedad. Pero conseguimos persuadir a Mathilde,  y allá nos fuimos tres de la familia y yo al día siguiente a las 6:30 de la mañana, con un buen frío y aún en la oscuridad.


Las mujeres caminaban lento, a un ritmo en el que la sensación del frío se hace más intensa. Aceleré el paso y entré en calor pero a costa de dejar a mis compañeras muy atrás. Las esperaba entonces. Y así hicimos todo el recorrido. Tanto de ida como de vuelta.

Tocaba irse hacia Calama al día siguiente. José se negaba a cobrarme la estancia. Dijo entonces que con mi presencia se sentía pagado. No consentí.  Al fin, todos ellos fueron alegres a despedirme a la puerta y fui dejando atrás sus sonrisas.......

Matilde no pudo librarse de los embates de su enfermedad y para tristeza de todos murió en el pasado mes de abril. A principios de agosto me enteré de que a José, su marido, le ganó la pena y ya hospitalizado se infectó del covid. Murió en junio.

Estoy muy conmovido por esta doble y completa pérdida. Era imposible para mí saber en esa alegre comida familiar que compartía alguno de los últimos días de sus vidas.

Tengo el corazón lleno de gentes tan generosas como estas de Atacama. Que descansen juntos en paz.







domingo, 4 de octubre de 2020

domingo, 20 de septiembre de 2020

Nuevamente Península

 Ahí vamos a la XVI singladura de este largo proyecto que empezó hace 10 años.

Reviso los primeros pasos en Portbou, una de las esquinas de España y encuentro un depósito de ánimo que, por suerte, no se ha secado. Estoy agradecido.

http://400dias.blogspot.com/2010/07/peninsula.html?m=1




Saliendo de Cadaqués 2010





lunes, 7 de septiembre de 2020

Valentina G.R. 2. Alentejo Portugal

 Las vacaciones veraniegas de 2020 se abrieron paso a codazos entre las incertidumbres provocadas por el covid 19. Habrá nuevos confinamientos? Podremos atravesar la península y recorrer comunidades distintas? Dejará Portugal entrar a los españoles? Tendremos la pérdida de aceite de nuestra T4 reparada a tiempo?

Acantilado de la playa de Almograve

Todos los vientos soplaron finalmente a favor y hemos podido hacer un gran recorrido, el segundo de Valentina, nuestra California, hasta el sur de Portugal.


Desde Barcelona a la frontera de Portugal fueron 1.180 kílómetros de buenas carreteras y con poco tráfico.

Llegar hasta allí no se hace largo si puedes echar tres noches en el camino; Una en Tebar (Cuenca), otra en Pozo Blanco (Córdoba) y la última de la travesía, al llegar a Portugal,en Monsaráz (Alentejo)

No llevamos guión del viaje y si 23 días para tomarnos las cosas con calma.

El marco es la Región de Alentejo, toda ella. El recorrido transita por las poblaciones de la Ruta Vicentina y las caminatas en los seis recorridos circulares de la zona, bien señalizados y con distancias entre 7 y 14 kilómetros.


Para una mayor precisión basta con ubicar en un mapa la siguiente cadena de poblaciones: Monsaraz,    Beja, Santiago de Cacém, Sines, Porto Covo, Vila Nova de Milfontes, Sao Luis, Almograve, Odemira y Zambujeira (en Alentejo) y Odeceixe, Aljezur, Bordeira y Carrapateira (en Algarve)

El eje del recorrido fue la Ruta Vicentina que es un camino histórico que asciende desde el Cabo San Vicente hasta Santiago de Cacem, al sur de Setúbal. No puede ser más inspirador.

Vicentina es una travesía lineal que supera los 300 kilómetros en etapas con un promedio de entre 18 y 25 kilómetros cada una. Todos los caminos son públicos,sin vehículos y muy bien señalizados. En azul,en el mapa, puede verse una alternativa, también lineal y más corta, llamada Camino de los pescadores que exige una mejor condición física por ser una senda de arena en muchos tramos. Este sector de Portugal forma parte de mi proyecto Península y lo recorrí a pié en 2016

Este año hemos ido en nuestra furgoneta y la Ruta Vicentina nos ha servido de guía, sustituyendo los tramos lineales por otros recorridos circulares que permitían tomar muy buena nota de la naturaleza y de los valores de los parajes alentejanos. El calor de agosto parece un obstáculo pero es llevadero y a cambio ofrece disfrutar en plenitud y soledad el campo reseco, los polvorientos caminos agrícolas y el aroma de los alcornoques

Estas son las rutas circulares, señalizadas sobre el terreno con marcasen blanco y rojo:

            • Las dunas de Almograve (8 kilómetros)
            • Los jardínes de San Luís (3,5 kilómetros)
            • De Troviscais a Mira (11,5 kilómetros)
            • De Bordeira al mar (Hasta 13 kilómetros) No la hicimos.
            • Endiabrada y los lagos ocultos (entre 7 y 16 kilómetros)
            • Las colinas de Carrapateira (13,5 kilómetros)

Las rutas de la aplicación "wikiloc" son de gran utilidad, pues indican con claridad los puntos de salida. El resto está muy bien señalizado.


La zona está ampliamente dotada de toda clase de servicios, principalmente de manutención, alojamientos de todas las modalidades y diversas escuelas deportivas, en especial de surf.

Nuestra organización del día, bastante sencilla, era desayunar en la "furgo", hacerse unos bocadillos para las caminatas o los 3 o 4 días que elegimos playa y cenar en algún local en los pueblos. Hay una oferta de restauración sencilla pero aceptable y a muy buen precio (entre 9 y 17 euros por persona incluyendo bebida)

Para pernoctar hay que tomar en consideración que en Portugal está prohibido aparcar en la mayoría de los sitios apetecibles a las roulottes y a las autocaravanas (esto incluye a toda clase de campers). En ocasiones incluso está prohibido circular a estos vehículos.

Aún así hay muchos que aparcan y se exponen a una multa. Los G.N.R. (policía nacional portuguesa) patrullan por las playas dos o tres veces por semana y expulsan sin remedio. Normalmente no imponen multas.

Es corriente en algunos pueblos la existencia de servicios públicos en estado pasable y, en ocasiones, con ducha.

Nosotros hemos hecho una pernocta mixta atendiendo a las circunstancias de cada lugar. Noches de playa y acantilado solitarios, noches de aparcamiento autorizado en pueblos con servicios y noches en camping (8 en este viaje de 23 noches)


En esta zona hay un buen número de camping que tienen buenos servicios y precios muy asequibles. Para un "paquete" de furgoneta, dos adultos y electricidad entre 9,5 euros en el Parque de Capismo de Beja y 24,5 euros en Zambujeira. Puede que cunda el ejemplo del camping Ilha de Pessegueiro, en Porto Covo, que tiene una oferta para campers de 12 euros al día.












martes, 30 de junio de 2020

Valentina P.R. 2. Las tres fuentes. Río Ter. San Gregorio. Gerona


Una hermosa excursión de junio 2020. Calor y un entorno verde deslumbrante.

San Gregorio, a tan solo 10 km de Gerona, se alcanza en 100 km. y poco más de una hora desde Barcelona.

El río Ter, bastante impredecible en su curso, es vibrante a su paso entre Bescanó y San Gregorio que, por cierto, disponía de un pequeño puente sobre el río que aún recogen los mapas pero que desapareció por completo en la ultima tormenta seria.



Hay un buen aparcamiento junto al campo de fútbol de San Gregorio, sombreado, amplio y al borde de un parque cuidado y junto a la piscina municipal. Baños externos y una cafetería que en este tiempo estaba abierta.




Hay multitud de rutas. Nosotros elegimos una que está bien recogida en wikiloc

Son poco más de 12 km que hicimos en tres horas y que combinaba la ribera del río, los campos de labor y un bosque protector con una ligera elevación. El recorrido está muy bien señalizado. Hay lugares para pic-nic. Lo tomamos desde el aparcamiento en el sentido de las agujas del reloj.


 También puedes ver el recorrido en Relive pulsando aquí









viernes, 24 de abril de 2020

Dejando atrás Tijuana

En estos días de confinamiento, y ya van 41, dedico cada día un buen rato a ordenar mis archivos. Los encuentros más reconfortantes tienen que ver con los viajes que he hecho estos años, fotos, textos, equipajes, etc. Sucede como en las lecturas, que cierras los ojos y te transportas lejos y aparece ese sabor grato de lo vivido. Como este fragmento de mi primer día en México en 2014.




Dejando atrás Tijuana

Al despertar, aún me parecía estar en tensión mientras cruzaba la frontera y entraba con mi bicicleta en México por un incómodo torno. Pero esta era ya mi primera mañana en Tijuana y apenas tenía tiempo para acordarme del día pasado y de los primeros pasos urgentes para superar a los agentes de aduanas y encontrar mi alojamiento entre el lento tráfico de la tarde.

Elvis, mi anfitrión, me había llevado a desayunar a un puesto callejero tomando con gran interés aconsejarme sobre las reglas que tendría que observar en el país para comer sin peligro: No debía tomar alimentos crudos, ni bebidas que no estuvieran embotelladas. Haría bien en elegir puestos estables y bien nutridos de clientela, con cocineros aseados y de hábitos higiénicos. Ningún aviso parecía sobrar para alejar los riesgos de una indigestión o un trastorno aún peor.

El último gesto de mi amigo fue acompañarme hacia la salida de la ciudad. En el último semáforo quedé a solas entre camiones y carros ruidosos que atronaban el aire y revolvían sin cesar un polvo viejo y pegajoso. Subí con desasosiego las primeras rampas hacia Rosarito, bordeando las colinas yermas y sorteando las autopistas y los pasadizos que rodeaban la ciudad. Mientras descendía hacia el océano  mi pensamiento ordenaba las primeras claves del país, esas con las que comenzaba mi adaptación a California.




Algo más tarde apenas pasé rozando los márgenes de Rosarito, que ya había decidido sortear a causa de la actual dedicación turística de sus playas. Hace un siglo estas tierras organizadas en ranchos dependientes de los aguajes de La Palma, El Roble, La Canoa y otros, estaban pobladas de ganado vacuno. Mil de esas hectáreas fueron expropiadas en 1937 por el presidente Lázaro Cárdenas y entregadas a los campesinos que se organizaron en  Ejido Mazatlán, origen de la actual ciudad costera.




Los Ejidos, tan abundantes a lo largo de la península de Baja California, sirvieron al poblamiento de estas tierras en las que los campesinos compartían su tenencia de manera comunitaria. Una herencia de la Revolución que, actualmente, con 234 Ejidos y 237 comunidades rurales abarca un 72% de las tierras de cultivo de la Península en régimen de propiedad social.

Fui expulsado amablemente por el personal de la autopista que lleva a Ensenada por razonables medidas de seguridad y al momento me vi viajando cómodamente en la carretera federal tan ancha como vacía. A cierta altura sobre el mar pedaleaba hacia el sur en la tarde silenciosa sobrepasando pequeños pueblos como El Descanso, Puerto Nuevo, Primo Tapia, sin que ninguna señal me animara a detenerme. Así hasta llegar a La Fonda, cuando el sol ya había dejado de molestar hacía rato y se preparaba, él también, para el final del día.



Aún quedó tiempo, mientras ordenaba con parsimonia mi equipo, para recoger en la memoria el color de los geranios llenando los porches en sus desiguales macetas, salpicando el monótono color arena que lo envuelve todo.  









lunes, 30 de marzo de 2020

Maite Díaz de Tuesta

Maite Díaz de Tuesta fue una concertista de piano española, intérprete de lenguas, periodista, investigadora y profesora de inglés nacida en Copenhagen (Dinamarca) el 21 de diciembre de 1923.

      Contenido:
  • Infancia y juventud
  • Formación musical y actividad artística
  • Periodismo
  • Docencia e investigación





Infancia y juventud

De hondas raíces vascas ligadas a Valdegovía, en su primera infancia su familia reside en Copenhague y en Arcila y Tetuán perteneciente entonces al Protectorado de España en Marruecos y al final de la década reside en Basilea. Durante los años 30 residió en Toulouse y, al término de la guerra civil española, en San Juan de Luz (Francia) y Fuenterrabía.

En 1939 se traslada a Orán, ciudad que albergaba una numerosa colonia de españoles en la entonces Argelia francesa. En los comienzos de la Segunda Guerra Mundial reside en Cardiff y posteriormente en Shear y Pirbright en las cercanías de Londres, época en la que los intensos bombardeos de la Luftwaffe sobre Inglaterra marcaron intensamente su vida.

Formación musical y actividad artística

Desde muy temprana edad, inicia sus estudios de piano y canto con I. Weimar de Ede, concertista rusa de piano nacida en Riga; posteriormente en  la Royal Academy of Music de Londres y desde 1944 en el Conservatorio de Laussanne,  en donde completó su formación musical con el maestro suizo Charles Lassueur, obteniendo en 1948 el premio de la Asociación de Antiguos Alumnos del Conservatorio de Lausanne. Posteriormente, perfeccionó su formación musical con el célebre pianista alemán Walter Gieseking en Sarrebrük (Alemania) en 1950.

Su vida artística como concertista de piano se desarrolló desde 1947, participando en numerosos conciertos en Suiza, tanto en Ginebra como en Lauanne. Desde 1950 y hasta 1953 su carrera se centra en Marruecos, actuando en Rabat, Ceuta, Casablanca, Fez, Tetuán, Tánger y LaracheSu actividad profesional, aunque breve, recibió el unánime aplauso de la crítica y del público, destacando sus interpretaciones del repertorio de Bach, Mozart, List, Schummann y Albeniz.

Tetuán 1950
Periodismo

En 1953 contrae matrimonio en Madrid con José Vázquez Moro, teniente de Artillería, y se traslada al interior del Rif, primero al destacamento de Intervención del Kert (Dar Driuch) y, en 1956, a Melousa (Anyera) Em 1961 se traslada junto a su familia a Ceuta al concluir el repliegue del ejército español desde Marruecos tras la independencia de 1956.

Durante este periodo, desde 1954 hasta 1966, desarrolló una intensa y permanente actividad  periodística en varios de los diarios españoles del norte de África. Destacó su trabajo como crítica de música, arte, cine y actualidad en el Diario de África de Tetuán, El Telegrama del Rif de Melilla y la revista musical Ritmo

Docencia e investigación

Universidad de Oviedo. 1976
En 1975 se licencia en filología inglesa en la Universidad de Oviedo, obteniendo el Premio Extraordinario de fin de carrera y doctorándose a continuación, desarrollando posteriormente una importante labor investigadora sobre las fuentes del antiguo inglés bajo la dirección de la ilustre filóloga Patricia Shaw. Su trabajo como investigadora se centra en "La poesía inglesa contemporánea" y "Las novelas de Virginia Woolf", al tiempo, concluye su investigación sobre el estudio comparativo entre el español y el antiguo inglés en "Book of Apollonius"

Desde 1973 imparte clases de lengua y filología inglesas en la Facultad de Filosofía Letras de la Universidad de Valladolid. En 1978 ingresa en el Cuerpo de Catedráticos de Institutos de Bachillerato, ocupando su primer destino en el Instituto de Bachillerato "Alonso Berruguete" de Palencia y posteriormente en el Instituo "El Pinar de la Rubia" en donde se jubiló en 1989.

Viajera incansable y poseedora de una vasta cultura, amante de la naturaleza y de los animales, en sus últimos años ha visitadopor Francia, Suiza, Italia y por numerosas ciudades españolas. Falleció a los 94 años en Madrid en donde residió los últimos años de su vida. Tenía cinco hijos, once nietos y tres biznietos.