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miércoles, 31 de octubre de 2018

Trichy


 
Pocas veces una ciudad me ha espantado tanto a primera vista. Asi es como se percibe Trichy, fea y hostil. El caos del trafico crea una gran confusion y provoca un irrefrenable gesto de rechazo.

En estas emociones de baja clase se pasaron mis primeras horas en las que, por si fuera poco, tome la medida de mi error en la elección de mi alojamiento de dias atrás La homestay en conjunto y la habitacion eran indecorosas, horrendas y sucias. Incluso por debajo de mis aceptados bajos umbrales de viajero sencillo.

Que hacer con este debut? Paciencia.

Abri la mañana siguiente con los antidotos de un animo renovado y el drastico proposito de remontar las oscuras sombras del lugar. Me eche a andar con paso largo, que es como mejor se ventilan las ideas. Fui hasta el distante gran templo y al cobijo de su altos y cerrados muros encontré cumplido consuelo. Caminé mezclado entre la multitud silenciosa que llegaba de peregrinación y disfruté admirando los colores de las ropas y los gestos de quienes son habituales en el lugar.

 De regreso a la ciudad me acerqué a unos ghats en el río que había visto de pasada por la mañana., con la fortuna de toparme con la hora del baño de la chavalería, orgullosa de mostrarme sus acrobacias y pedirme fotos de cada salto. En cuclillas, absorto, se me iba el tiempo junto con la corriente.


 Aun quedó día para subir a lo alto de la roca junto al estamque y esperar allí el final de la jornada y a que la noche llegara a mis espaldas y con ella la animación de jóvenes y familias que suben animadas hasta allí.

Tan bueno resultó el día que, contra pronóstico, se durmió muy bien en aquella mala posada.

Este tobogán de emociones al llegar de nuevo a una ciudad india se repite a menudo. Puede decirse que es regla general.

 Unas españolas que sentí hablar en nuestra lengua al descender del tren en Ernakulan expresaban muy bien el resumen de sus emociones en los pocos días que llevaban en India:

_Ya sabes, subidas y bajadas. Momentos de horror y otros de sorpresa y alegría.

En ocasiones no hay forma de remontar lo equivocado de un destino y no queda más que aceptar humildemente que no debiste dejar que otros testimonios te persuadieran de caerte por ahí. En otros destinos sucede lo contrario. El lugar se muestra tan atractivo desde el primer momento que solo hay que dejarse llevar para disfrutar sobradamente.

Con todo, India pide del viajero un eesfuerzo. También la determinación y el ánimo para sobreponerse a los aspectos más feos e incómodos  del viaje y festejar la compensación de los lugares y momentos que llegan a ti directos para la alegría.