viernes, 30 de abril de 2010

Dolce Vita

Muchas cosas buenas permanecen escondidas y no se dejan ver asi como asi al viajero apresurado. Quizás es esa condición, su apartada presencia, la que provoca el primer sentimiento positivo cuando al fin, paciente, llegas a dar con ellas. Nada es tan estimulante como el hallazgo.

Dolce Vita es un bar perdido entre las callejuelas de Diu.

Un lugar perfecto en el que puedes pedir casi cualquier cosa para comer y beber desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche. Tiene ese encanto inexplicable de un tinglado con cuatro cañas y un puñado de mesas de plástico que también se encuentra en el chiringuito favorito de cada uno en el Mediterraneo. O también, en los misterios íntimos de esa entornada mirada de los parroquianos del cafe Al Hafa en Tanger.



Como en la pelicula de Fellini, en los días y las noches dulces de Via Veneto en Roma, se encuentra en este pequeño bar la sensación de la buena vida.

Cada día consigo encontrar con paciencia algún lugar tan agradable como este bar. Hoy le ha tocado el turno al Hotel Retiro Säo Antonio que esta en la antigua sacristía de una iglesia convertida en museo.


El dueño me ha enseñado una a una todas las habitaciones y luego nos hemos quedado en la terraza en alto, junto a la torre que se ve en la fotografia, mientras el sol se ponía, sin prisa. Comunicando sin entendernos casi nada de nuestro inglés, sin pensar en levantarme de allí, mirando los jirones en los que se habían convertido los trapos-toldo, mirando el cielo por los agujeros y por todas partes, viendo venir la noche despacio, haciendo nada........

Que encontrare mañana?

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