No se apenas nada de ellos. No nos hemos hecho ninguna pregunta.
Steefen es un joven alemán, de Friburg, que tiene 25 años. Aún más escasa es la ficha de Jane: australiana.
He formado equipo con los dos, por separado, en los últimos días. Todo un acontecimiento para este ciclista solitario.
He terminado más cansado de lo habitual, por el afán de seguirles ligero y no hacerme esperar.
Cuanto he disfrutado!! Sobre todo por la admiración que me produce la bravura de estos bikers. Encaran animosos las cuestas y se asientan en el asfalto reclamando el espacio que corresponde a los héroes. Todo les sabe, nos sabe, bien.
Hice una hoguera para nuestra cena y el germano sonreía feliz como siempre ha hecho mi hijo Jaime cuando armábamos una fogata. Pegó su tienda a la mía y en la mañana sonrió cuando le pedí que siguiera su ritmo.
Jane me alcanzó en ruta rodeada de bolsas amarillas y sacando una gran sonrisa detrás de la cara embadurnada de crema con la que se protegía del sol. Diminuta, delgada y fuerte me ha dado aliento en una buena tanda de cuestas. Luego siguió un poco más y la deje alejarse llevándose mi abrazo.
Mis viajes se pueblan cada vez más de personas. Los paisajes tienden a ser marcos y la gente a protagonistas. En apenas un mes llevó conmigo muchos rostros con sus nombres, con su generosidad, con sus retratos intensos y consistentes.
De entre todas mis personas de este viaje a las que tanta buena vida les deseo tengo que pedir las bajadas más largas, los mas generosos arcenes y los vientos incansables por la espalda a mis queridos ciclistas. Mis héroes.