Aun quedan días fríos de invierno en Europa.
Y yo vuelvo a este cálido continente de nuevo. Mirando el mapa mundi y pensando en dónde estoy da la sensación de que en cualquier momento me mojaré los piés.
Este pedazo de tierra está en el centro, en mitad de dos océanos y de dos continentes. El Atlántico al Este y el Pacífico al Oeste. Entre la América del Norte y la del Sur. Una estrecha unión rebelde a ser inundada por tantas aguas. Una geografía que no pasa desapercibida, enrevesada de montañas altísimas.
Busco en este nuevo viaje lo mismo que siempre, las gentes. Tardé tiempo en aprender que este era el verdadero objetivo de mis andanzas. Y a pesar de esta certeza, pisando tierra de Guatemala, me siento por momentos perdido en un territorio desconocido, por el paso desconocido del tiempo entre volcanes antíguos y otros, tan modernos, que humean.
Me siento bienvenido de nuevo a América con mi compañía habitual. Mi leal bicicleta.