El modo de
vida al que estamos habituados en España nos suscita muchas dudas de un tiempo
a esta parte. Es la incertidumbre sobre si será sostenible en el futuro. En especial,
sobre si habrá trabajo para que todos puedan desenvolver su vida como mejor les
parezca.
Por mi edad,
he asistido en este largo tiempo a la sustitución
de unas actividades laborales por otras, de unos trabajos extinguidos por otros
emergentes: la sustitución de braceros por máquinas recolectoras, panaderos de
horno en cada pueblo por gasolineros cociendo con urgencia panes perfectamente
congelados y así con infinidad de ocupaciones, sustituyendo al tiempo las
maneras de vivir...
En Asia me
llama poderosamente la atención, sobre este mismo asunto, el que,
aparentemente, la modernidad no sustituye
sino que se superpone sobre lo que ya
existía.
Las formas de vida aquí cambian también y es
seguro que unos trabajadores migran a las nuevas faenas en nuevos lugares, pero otras personas
permanecen en sus viejos oficios y, como sus formas de vida, se quedan en donde
estaban.
Es como si la
transición a la modernidad se hiciera en Asia por un plano inclinado, poco inclinado, dispuesto como un mecanismo de adaptación largo y ancho.
Por comparación, nuestro generalizado modo europeo de progreso parece una
escalera con todas las de la ley. Y a la postre, ni siquiera sabemos ahora si
sube o baja.
He observado
que la superposición es común en algunos de los países del mundo que más crecen
en la actualidad: Brasil. India y Tailandia.
Esta foto es
de Sihanoukville, en el sur de Camboya, y muestra como los perfiles de un
moderno puerto de contenedores ha cambiado el horizonte del pequeño poblado de
pescadores que está a pocos metros. Pero las barcas subsisten.
Flota pesquera en Algeciras años 60 |
En los años
60 cada pequeño pueblo costero de Cádiz, tenía una numerosa flota pesquera de
todos los tamaños, alturas y bajuras. Lo mismo sucedía en todas las localidades
costeras de España. Por entonces se iniciaban las dos décadas brillantes de la
construcción naval en la Bahía y de toda su envoltura industrial.
Ya no hay
flota pesquera. Ha sido sustituida por una industria insuficiente y el
desempleo. Si acaso en algunos despachos se intenta apurar la compra de alguna
cuota más en caladeros más o menos remotos.
Caminando una mañana de
verano, llegado a Calpe, hacía dedo al borde de la carretera para
regresar hasta Moraira. Se paró una furgoneta y me subí. Acompañados por un intenso olor a pescado, e
l conductor y su padre
hacían el retorno a su pueblo, al oeste de Almería, después de haber viajado
toda la noche más de 400 kilómetros para traer pescado a vender en los pueblos de la costa de
Alicante.
De todas formas, yo soy muy optimista sobre nuestro porvenir y pienso, como asegura Punset, que cualquier tiempo pasado fue peor.