martes, 24 de agosto de 2010

Aiara

Al principio de estar en Salvador, cuando aún ocupaba una habitación cuádruple en el Hotel Arthemis de la Plaza da Sé, casi todas las noches buscaba un peldaño en el zaguán de una antigua casa portuguesa para sentarme un rato y contemplar el trasiego del Largo de Pelourinho, puerta de entrada y de salida del empinado barrio viejo de la ciudad. (oír música)

Hoy, aún de día, he pasado por allí y me he sentado de nuevo, más por refugiarme del sol ardiente que por la contemplación en si misma.

Al poco, se ha sentado a mi lado una de esas mujeres bien orondas de carnes y vestidas con ropas tradicionales de bahianas que se ofrecen para decorar las fotos de los turistas.

La que compartió mi improvisado banco se llama Aiara y además de algunas palabras sin sustancia tuvimos la conversación que sigue (ella en lengua portuguesa y yo en la que buenamente pude)

_Estoy cansada. Llevo todo el día aquí.

_Si, hace mucho calor al sol en esta plaza. Es duro tu trabajo.

 _¿En qué estás pensando tanto? ¿En las deudas?

_No. No tengo deudas. Es por eso que puedo pensar tranquilo.

_Yo si. Yo tengo muchas deudas. (silencio) Todo el mundo tiene deudas…….menos tú.


Y añade Aiara al poco:

_ ¿Y en qué piensas si no es en deudas?

_No se. En las cosas simples. En el trabajo de esos hombres de ahí delante que instalan una carpa, en el barrendero cansado, en los vigilantes del museo de la esquina, en los turistas que pasan acalorados y en cosas así….

(silencio)


_Si tu puedes pararte a pensar en esas cosas es que, verdaderamente, no tienes deudas.



Hay algo más: En portugués las deudas se llaman “dividas”. El periódico La Tarde de hoy mismo informa de que más de 80 millones de brasileños están endeudados por la facilidad con la que los bancos prestan dinero y por una corriente generalizada de consumo.

No estamos hablando de deudas hipotecarias. Son deudas por adquirir bienes de consumo sencillos como electrodomésticos, ropa, menaje, etc. De hecho, la mayoría de los productos se etiquetan en una cantidad baja multiplicada por el número de juros (letras) en que se puede pagar. Por ejemplo: Un viaje de fin de semana 100 reais x 5 juros; un ordenador 190 reais x 10 juros; una nevera 150 x 5 juros, y así sucesivamente….

(para los aficionados a los cálculos, un euro equivale a 2,5 reais. Más fácil aún, el cuarenta por ciento de cualquier precio en reais es su equivalente en euros)