Documentos de Viaje

sábado, 5 de octubre de 2019

Santiago



Santiago es una ciudad a la que pretendía dar de lado. Llegar y salir raudo a mi objetivo ciclista: San Pedro de Atacama, a 1.600 km rumbo al norte.

Pero esta vez la precisión de mis planes, cuidadosamente dispuestos muchas semanas atrás, ha quedado sepultada bajo la peor imagen posible: una cinta de equipajes de la no salió nunca mi bicicleta en su vistoso embalaje de cartón.

Nunca me pasó antes pero me convertí en el hombre que espera su Delayed. Y no una bolsa con ropas, no, se trata de mi vehículo y todo su equipo, incluido atuendo, herramientas, saco de dormir y parte de mi tienda.

La circunstancia era fácil de aceptar, como siempre sucede con lo irremediable. Y fue así como volví mis ojos y los pasos a esta capital austral y remota que por unos días me acoge en la paciente espera.




Es singular la forma en la que una ciudad grande y desconocida va trepando por tus piernas de transeúnte distraído  hasta encaramarse en tu cabeza y hacerte aprender nombres como Cisternas, Cal y Canto, Costanera y todo un caudal de aprendizajes como si tuvieras 3 años y vivieras las primeras horas de adaptación al colegio, como mi nieto Carlos en estos días.



Al ir conociendo Santiago, en mi creciente desenvoltura, van apareciendo los pasos mas firmes, el gesto confiado,  incluso el saludo de quiénes ya han cruzado alguna vez sus miradas con la tuya y te reconocen.



Mi encuentro definitivo, intimo, con la ciudad terminó de fraguarse ayer en mi visita a la Biblioteca Nacional, con el trato de los bibliotecarios casi siempre hermanos de un lector como yo y, finalmente, sumergiéndose en la sala Gabriela Mistral en un libro que quedó inconcluso hace 5 años en Cohiaique,  en mi anterior viaje s Chile, con sus páginas esperando mi vuelta y mi fidelidad en proseguir su lectura.(el libro es "Bajo la marca de la ira")

Mañana recogeré mi bici que viene al fin desde Toronto a nuestro encuentro. Retomaré al punto mis planes norteños y llevaré en algún lugar de mi memoria los olores, las miradas, y las esquinas de Santiago y todas esas palabras nuevas que aprendí: la Alameda, Santa Lucía, La Moneda, Los Héroes, San Antonio ..........